Hace apenas unos meses pasó por nuestras manos el BMW Serie 8 en su versión M850, un sofisticado, poderoso y tecnificado coupé que es un ejemplar perfecto, de lo que un Gran Turismo moderno debe ser.
Ahora tocó el turno del M8 Competition, un vehículo completamente retrabajado por la división BMW Motorsport.
Un vistazo rápido y el M8 Competition te deja saber que es diferente; la parrilla, molduras y anagramas en negro brillante, insertos en fibra de carbono en blíster frontal, carcasas de retrovisores, alerón y difusor traseros, así como el toldo, crean una apariencia muy deportiva y un tanto siniestra. Los rines, de 20 pulgadas, se ven espectaculares también.
Aunque al leer las especificaciones notes muchas similitudes, V8 biturbo de 4.4 litros, transmisión automática de 8 velocidades y tracción integral, es importante que sepas que el M8 es un animal muy diferente, mucho más extremo.
Por principio de cuentas hay que decir que la potencia se incrementa hasta unos descomunales 625 hp y 553 lb-pie de torque, con lo cual el M8 Competition es capaz de hacer el 0 – 100 km/h en apenas 3.2 segundos. Es 95 hp más potente que el M850, curiosamente el torque es igual, y en el sprint es medio segundo más rápido.
Pero conforme ahondamos en los detalles, nos podemos dar cuenta de que las diferencias, aunque no lo parezcan, son grandes. El conductor puede configurar el funcionamiento de distintos componentes a su gusto, la transmisión puede ser suave y confortable, o bien patear con violencia y cambiar rapidísimo; la suspensión es regulable, pero este M8 Competition tiene un enfoque muy deportivo, entonces el rango va de duro a durísimo, con lo cual puede ser muy preciso en circuito.
Los frenos merecen mención aparte, los discos son ventilados y perforados, de 395 mm con pinzas de seis pistones adelante y pueden variar la resistencia del pedal de acuerdo al modo de conducción elegido. Es decir, en modo track el pedal es mucho más firme y responsivo que en modo normal.
El sistema de tracción integral es el mismo que debutó en el BMW M5; en modo normal privilegia el envío de torque a cada rueda buscando la mayor tracción posible; en modo sport hay más potencia al eje trasero y se busca la mejor conducción deportiva posible. El modo de sólo tracción trasera también está disponible, en caso de querer driftear y poner de lado el coche a la primera insinuación gracias a esas enormes cantidades de poder. Como dato, el M8 Competition será más rápido en pista si dejas la tracción integral activada y la utilizas en modo sport.
Tras el volante, el BMW M8 Competition es descomunalmente rápido, lo cual es sorprendente al caer en cuenta que pesa cerca de dos toneladas, toda esa electrónica de suspensiones, tracción, frenos y electrónica parecen ocultar su masa.
Puertas adentro, la experiencia es inmejorable, los asientos forrados en cuero con costuras en forma de diamante, el volante y techo forrados en alcántara, así como botonería y demás terminados, son de una calidad soberbia, mientras que transmiten una atmósfera muy racing.
El clúster de instrumentos es digital, la pantalla central táctil es enorme (10.2”) y también hay Head Up Display, con lo cual el M8 Competition también se percibe moderno y muy conectado.
Es un deportivo capaz de ir a un track day y lograr tiempos equiparables a modelos de Ferrari y Lamborghini, sin dejar de lado el espacio y la practicidad.