La electrificación automotriz y otros factores están acabando con los muscle cars americanos, y si el pasado 13 de diciembre General Motors anunció el fin de la producción del Chevrolet Camaro, hace unos días tocó el turno al Dodge Challenger, exactamente el 22 de diciembre, cuando salió la última unidad de la línea de producción en la planta de Brampton, Canadá.
Este momento no sólo marcó el fin de la nueva era del Challenger, que regresó al mercado en 2008, sino que significa el fin de una importante era en la historia de Chrysler, pues es el adiós de la Plataforma LX, misma en la que se montaron más de cuatro millones de vehículos de los modelos Chrysler 300 y los Dodge Charger, Magnum y Challenger.
Esta plataforma tomó como base de la del Mercedes-Benz Clase C de inicios de los años 2000 y le hizo algunos ajustes para hacerla un poco más americana (Mercedes y Chrysler formaban parte en ese momento del Grupo Daimler-Chrysler), pero mantuvo mucha de la esencia de ese emblema del sedán premium alemán, y era tan buena que vivió casi 20 años en producción.
El inicio de su desarrollo fue en 2004 y se montó por primera vez a finales de 2005 en el nuevo Chrysler 300C, que se lanzó como modelo 2006. Pocos meses más tarde también se utilizó para la resurrección del Charger, el legendario muscle car de Dodge que generó todo un escándalo al pasar de un poderoso coupé a tomar la forma de un sedán, también bastante poderoso.
Le siguió el Dodge Magnum, una guayín de alto desempeño, que desafortunadamente nunca tuvimos en México, y en 2008 llegó su momento estelar al dar vida al Challenger, que fue el que retomó las cautivantes líneas de los coupé deportivos de Dodge de inicios de los años 70. Sin duda, fue su momento estelar.
Pero como todo lo bueno, un día tuvo que terminar y ese día fue el viernes pasado cuando un Dodge Challenger SRT Demon 170 en color negro salió de la línea de producción, para que de inmediato se bajara el switch y comenzara un proceso de renovación de dos años para este complejo de manufactura que recibirá modelos montados en la nueva plataforma STLA Medium, como el próximo Jeep Compass, con motorizaciones de gasolina e híbridas enchufables.
Unos días antes, tanto el 300 como el Charger habían finalizado su producción.
Pero esto no significa el final de los muscle car de Dodge, pues en unos meses conoceremos el nuevo Challenger EV, un poderoso coupé deportivo 100% eléctrico, que promete ser toda una revolución en el segmento, y del que no se descarta que poco después haya algunas versiones impulsadas por gasolina, principalmente utilizando en nuevo seis en línea 3.0L biturbo, el Hurricane.
Se cierra uno de los capítulos más exitosos en la historia de Dodge, una era gloriosa de autos poderosos que será recordada durante las próximas décadas.