La cuarta generación llega en condiciones muy distintas, ahora forma parte CUPRA como marca separada de SEAT, es decir, es el primero llamarse CUPRA León y no al revés.
En la actualidad, buena parte del protagonismo en el interior de los autos se lo llevan las pantallas y sistemas de infoentretenimiento. El CUPRA León cuenta con clúster digital de 10.25” y una pantalla central táctil de 10”.
La interfaz es muy fácil de utilizar, hay que reconocer que es de las más simples y amigables del mercado. En donde la ergonomía se ve comprometida es debido a la ausencia de botones y perillas para controlar el volumen y el climatizador automático de dos zonas. Un sacrificio que debes hacer si quieres tener una pantalla tan grande.
Hay zona de clima independiente para los pasajeros de atrás, cargador inalámbrico, quemacocos, compatibilidad con iOS y Android, así como un sistema de audio Beats con 9 bocinas + subwoofer.
Las texturas de ciertos materiales en el tablero, así como los insertos, también ayudan a generar una atmósfera más suntuosa.
Hay 5 cm adicionales de distancia entre ejes, con lo que el espacio para los pasajeros de la segunda fila es muy bueno.
Tras el volante, el 2.0T con 300 hp y 295 lb-pie empuja con mucha contundencia, es rapidísimo y esto se debe también en parte al buen trabajo de la caja DSG de doble clutch con siete velocidades.
Su hábitat natural son carreteras sinuosas y autopistas, es ahí en donde se disfruta más en modo manual y llevándolo siempre de medio régimen a la parte alta una y otra vez, para disfrutar el sonido en modo CUPRA, así como esa precisión casi quirúrgica que entrega. Se planta impecable y su naturaleza de tracción frontal lo hace sumamente ágil, pero también predecible y fácil de controlar. Por supuesto, tengo que volver a resaltar el trabajo del sistema de frenos, la capacidad para detenerse es sorprendente, además es superresistente a la fatiga.
En cambio, con todo y que es más refinado que nunca, sigue siendo duro para la ciudad, te deja saber cada imperfección del camino y el ajuste se siente más firme de lo ideal cuando se trata de traslados a baja velocidad, que son la constante en el tránsito urbano. Como sea, tampoco es insufrible y es un compromiso muy menor en comparación con lo efectivo y divertido que es en carretera.