Sin clúster digital

Dodge Charger SRT Hellcat Widebody, elegante y deportivo

Los mandos son ergonómicos y el sistema de infoentretenimiento Uconnect es fácil de utilizar; se maneja mejor que el Challenger

Cuenta con emblemas cromados Hellcat.
Cuenta con emblemas cromados Hellcat. Foto: Autocosmos

Llegamos al Charger que hoy nos ocupa, el SRT Hellcat Widebody que lleva bajo el cofre el brutal V8 de 6.2 litros supercargado con 707 hp y 650 hp. Que, para controlar mejor todo ese poder, recibió el wide body kit que ensancha la carrocería en 3.5 pulgadas y con lo cual, es mucho más capaz de poner de manera efectiva la potencia en el piso.

No sólo se trata de mayor ancho de vía, la suspensión recibe cambios importantes, para empezar, unos amortiguadores Bilstein 32% más rígidos y barras estabilizadoras más gruesas. Por su parte, el sistema de frenos está firmado por Brembo y es de 6 y 4 pistones, adelante y atrás, respectivamente.

En cuanto a las cifras, el Charger Hellcat Widebody es capaz de lograr números que pensarías, están reservados para deportivos radicales y no para un sedán de 5 metros de largo y dos toneladas de peso. El 0 – 100 km/h se logra en apenas 3.6 segundos, mientras que la velocidad máxima es de 314 km/h.

Pero leer el número no describe ni de cerca la fuerza con la que te pega al asiento una vez que presionas el acelerador hasta el fondo, es un supersedán y no hay duda de eso. Evidentemente, hacer recuperaciones, incorporaciones y rebases es todo un placer y conforme el rugido del V8 se va mezclando con el agudo zumbido del supercargador, el Charger Hellcat Widebody incrementa la velocidad a ritmos de infarto.

Mejor aún, es que el Charger se siente muy estable y eso te da confianza para seguir acelerando. Es sorprendente lo bien plantado que va en altas velocidades y el control que transmite; es decir; no es solo un coche para rectas y, al mismo tiempo, conserva esa identidad que le caracteriza. Es un auto muy bronco y si desconectas toda la electrónica, ya sabes ESP y TCS, como buen Hellcat se enllanta, no sólo en primera, sino también en segunda, e incluso en tercera, es una bestia. Por lo tanto, no es buena idea perderle el respeto.

Gráfico
Gráfico

Probablemente esto que voy a decir no sea de tu agrado, pero el Charger Hell-cat Widebody se maneja mejor que el Challenger, brinda mayor sensación de control y créeme que cuando tienes más de setecientos caballos bajo el cofre, eso cuenta. Esa mayor distancia entre ejes, aunque sea poca ayuda, te hace sentir una sensación única al manejar.

Puertas adentro no falta nada, el equipamiento es completo tanto en materia de conectividad como de confort. Pero los años ya empiezan a reflejarse, no hay clúster digital, Head Up Display o esas consolas minimalistas con muy pocos botones, la cabina del Charger ya luce veterana. Los acentos deportivos, como volante en alcántara y asientos deportivos, le vienen muy bien.

La funcionalidad eso sí, es buena, los mandos son ergonómicos y el sistema de infoentretenimiento Uconnect es fácil de utilizar. En cuanto a espacio, el Charger tiene de sobra y es que, con más de tres metros de distancia entre ejes, no podía ser de otra forma, es inmenso y afortunadamente la banca trasera se ve beneficiada por ello.

El Dodge Charger SRT Hellcat Widebody es de esos autos que te arranca una sonrisa desde que lo enciendes, el sonido del motor es adictivo. Unas cuantas aceleraciones y queda claro que es un deportivo muy serio y aunque se maneja bien y va muy plantado y, no deja de tener ese carácter brioso que podría morder si te confías mucho.

Es cierto, no tiene la sofisticación de los super sedanes alemanes como el BMW M5, coches que ya parecen auténticos robots de todos los avances tecnológicos que tienen. El Charger no pretende ser eso, no lo necesita, tiene una personalidad propia y una fuerza brutal como respaldo. Y como tal, es uno de los mejores sedanes deportivos que encontrarás en el mercado.

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