Al ser un producto longevo, estéticamente ya se le notan los años, pero ha recibido diversas actualizaciones para mantenerse fresca, emplea una parrilla con dos barras en acabado de aluminio opaco con un discreto logo de Mitsubishi al centro. Ostenta un par de faros LED con luces diurnas integradas, en la noche iluminan superbien la verdad.
Esta SUV nipona emplea el ya conocido motor de 2.4l de cuatro cilindros con 165 caballos y 164 lb-pie de torque. Éstos se ajustan a una transmisión CVT, la cual ofrece unas paletas de cambio, que obviamente simulan las velocidades.
Los frenos son de disco en las cuatro ruedas, mientras que la suspensión es McPherson adelante e Independiente Multi-Link atrás, en ambas cuenta con barra estabilizadora.
El volante tiene sistema Eco Drive, que se activa con un botón ubicado en la consola central, lo usamos por unos días, al ponerlo se regulan las funciones de energía, como del motor y aire acondicionado para mejorar el rendimiento de combustible. En el tiempo que lo usamos la computadora arrojaba un promedio de 14.5 km/l.
Por otra parte, al momento de acelerar, si bien cuenta con una caja CVT y al hacerlo se percibe algo ruidosa, otorga una buena aceleración.
La calidad de materiales es aceptable, se emplea mucho el acabado piano en diversos insertos en puertas, consola y marco de sistema infoentretenimiento.
Referente al infoentretenimiento tenemos una pantalla táctil de 8”, trae radio, Bluetooth y el sistema de audio es de ocho bocinas. El dispositivo es compatible con Android Auto como con Apple CarPlay y ostenta cámara de reversa de 360°. El sistema es muy fácil de usar, bastante intuitivo al igual que amigable. Lo malo es que no tiene una perilla de volumen y tienes que batallar presionando botoncitos.
Para protección de todos los usuarios, trae monitor de punto ciego con alerta de tráfico cruzado, sistema de arranque en pendientes, frenos ABS y distribución electrónica de frenado.
