La langosta, camarón mantis es inspiración para avances tecnológicos tanto en la industria de vehículos autónomos como en las que buscan la creación de materiales resistentes. Sus brazos los emplea con una rapidez que llega a acumular una velocidad de 23 metros por segundo sin tener que trasladarse, lo que es equivalente a la aceleración que puede tener un proyectil de calibre 22 y una fuerza de 1,500 newtons. Al lanzar un golpe puede causar sonoluminiscencia, produciendo una pequeña cantidad de luz y temperaturas que alcanzan los miles de grados centígrados. Otra parte impresionante del animal son sus ojos, que tienen la visión más compleja del reino animal. La banda media en los ojos se compone por seis hileras de omatidios altamente especializados. Cuatro de estas hileras tienen 16 diferentes tipos de pigmentos que son fotoreceptores y tiene la sensibilidad para poder diferenciar los colores, mientras los otros son capaces de filtrar el color.
Gráficos: Ismael F. Mira, Roberto Alvarado y Luisa Ortega.
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