¿A qué velocidad camina un niño de cuatro años? y ¿uno de siete? ¿Recorre la misma distancia una persona de más de 70 años que una más joven pero con demencia? Son estos y otros muchos datos los que se analizan en la búsqueda de desaparecidos.
Con el fin de incrementar la probabilidad de éxito, José Vicente Romero y Manuel Jabalera, del Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA), con la colaboración del escritor e investigador Robert J. Koester, empezaron hace dos años y medio a traducir manuales y analizar estadísticas para tratar de afinar lo máximo posible la búsqueda.
"Es necesario usar la estadística para tener una mayor probabilidad de hallar a un desaparecido con vida porque no hay suficiente personal para poder peinar todo. Con este ''Manual de Búsqueda y Salvamento Terrestre'', podemos reducir el área de búsqueda hasta en un 90%, lo que permite incrementar la probabilidad de éxito", afirma.
El uso de matemáticas es básico por que “cuando desaparece una persona se combinan cuatro métodos cuyos datos hay que cruzar para afinar la búsqueda: el teórico, el estadístico, el subjetivo y el deductivo, por ese orden”.
El primero permite saber la zona probable de búsqueda, “teniendo en cuenta la velocidad por tiempo desde que esa desapareció con el fin de calcular la distancia recorrida. El problema es que se falla mucho en realizar este cálculo”.
Lo primero que se hace es investigar el entorno del desaparecido para tener un perfil exhaustivo de esa persona e intentar saber qué ha podido pasar. Asimismo, resulta esencial proteger el Punto de Planificación Inicial (PPI) por si no se tratase de una desaparición voluntaria y hubiera que investigar huellas.
El experto explica que “esta estadística es la que permite conocer que con un 95% de probabilidad un niño de uno a tres años recorrerá 4,5 km de distancia horizontal en un entorno rural; que uno de tres a cinco caminará 21,4 km de radio en línea recta o que una persona con demencia se desplazará 8,3 km”.
Así, se puede detallar que existe un 25 por ciento de probabilidad de que la persona con demencia recorrerá 300 metros; 50 por ciento de recorrer 800 metros y con un 75 por ciento podría desplazarse 1.9 km.
También se tiene que tomar en cuenta los puntos de decisión, aquellos cruces en los que la persona tendrá que tomar la decisión, sea voluntaria o no, de ir a un lado u otro.
Con el método subjetivo se van eliminando zonas donde es muy probable que no esté, por ejemplo que no haya podido pasar por haber un río profundo.
El siguiente método es el deductivo, juntar todo lo demás para limitar aún más el área de búsqueda. “Por ejemplo, denuncian que hace cinco horas ha desaparecido una persona con demencia, eso nos daría según el método teórico un radio de 20 km (un área de 1.256 km2). Así, según el método estadístico, el radio pasaría a ser de 8,3 km; es decir un área de 216 km2, así nos hemos quitado más de 1.000 km2”.
El experto autor del manual señala que pese a todo lo que pueden ayudar las matemáticas siempre habrá casos que no se ajustarán a la casuística habitual.
Con información de la Razón de España
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