¿Por qué disfrutamos de una buena taza de café amargo, tostado oscuro? ¿Qué nos atrae de una cerveza de lúpulo? ¿Dónde está el misterio que nos hace adictos a las bebidas de cola?
La científica Marilyn Cornelis buscó la respuesta a estas preferencias a través de variaciones en los genes de nuestro gusto.
Esto podrían explicar nuestras preferencias de bebidas, porque entender esas elecciones podría ayudar a intervenir en los cambios dietéticos.
Para sorpresa de Cornelis, su nuevo estudio de Northwestern Medicine mostró que las preferencias de sabor para las bebidas amargas o dulces no se basan en las variaciones en los genes de nuestro gusto, sino en los genes relacionados con las propiedades psicoactivas de estas bebidas.
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"La genética que subyace está relacionada con los componentes psicoactivos de estas bebidas", sostiene Cornelis, profesora asistente de Medicina Preventiva de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (EU).
"A la gente le gusta la forma en que el café y el alcohol los hacen sentir. Por eso lo beben. No es el sabor", señala.
Según Cornelis, el estudio, publicado “Human Molecular Genetics”, destaca componentes importantes de recompensa de comportamiento para la elección de bebidas y aumenta nuestra comprensión del vínculo entre la genética y el consumo de bebidas, y las posibles barreras para intervenir en la alimentación de las personas.
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Genes y efectos
Las bebidas azucaradas están vinculadas a muchas enfermedades y condiciones de salud. El consumo de alcohol está relacionado con más de 200 enfermedades y representa alrededor del 6% de las muertes en todo el mundo.
Cornelis encontró una variante en un gen, llamado FTO, vinculado a las bebidas azucaradas. Las personas que lo tenían una variante en el gen FTO, la misma anteriormente relacionada con un menor riesgo de obesidad, sorprendentemente prefieren las bebidas endulzadas con azúcar.
"Es contraintuitivo", explica Cornelis. "El FTO ha sido un gen misterioso, y no sabemos exactamente cómo está vinculado a la obesidad. Es probable que desempeñe un papel en el comportamiento, que estaría vinculado al control de peso".
"Por lo que sabemos, este es el primer estudio de asociación genómica del consumo de bebidas basado en la perspectiva del gusto", explica Victor Zhong, el primer autor del estudio y becario postdoctoral en Medicina preventiva en Northwestern. "También es el estudio de asociación de genoma más completo hasta la fecha sobre el consumo de bebidas".
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Cómo se hizo el estudio
Las bebidas se clasificaron en un grupo de sabor amargo y un grupo de sabor dulce. Amargo incluido café, té, jugo de toronja, cerveza, vino tinto y licor.
Entre las golosinas dulces se incluían las bebidas endulzadas con azúcar, las bebidas endulzadas artificialmente y los jugos sin pomelo. Esta clasificación de sabor fue validada previamente.
La ingesta de bebidas se recolectó mediante recordatorios o cuestionarios dietéticos de 24 horas.
Los científicos contaron la cantidad de porciones de estas bebidas amargas y dulces consumidas por aproximadamente 336 mil personas en el Biobanco del Reino Unido.
Luego hicieron un estudio de asociación genómica del consumo de bebidas amargas y del consumo de bebidas dulces. Por último, buscaron replicar sus hallazgos clave en tres cohortes de Estados Unidos.
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