Las personas pueden ser propensas a creer en teorías conspirativas debido a una combinación de rasgos de personalidad y motivaciones, como confiar mucho en su intuición, tener un sentimiento de antagonismo y superioridad hacia los demás y percibir amenazas en su entorno, según una investigación publicada en línea en la revista 'Psychological Bulletin' por la Asociación Americana de Psicología.
Según la autora principal, Shauna Bowes, estudiante de doctorado en psicología clínica de la Universidad de Emory (Estados Unidos), los resultados del estudio ofrecen una imagen matizada de lo que mueve a los teóricos de la conspiración.
"No es probable que todos los conspiracionistas sean personas de mente simple y mentalmente enfermas, como suele retratar la cultura popular --afirma Bowes--. Por el contrario, muchos recurren a las teorías conspirativas para satisfacer necesidades motivacionales carentes y dar sentido a la angustia y el deterioro".
Según Bowes, las investigaciones anteriores sobre lo que impulsa a los conspiracionistas se habían centrado sobre todo en la personalidad y la motivación por separado.
El estudio actual pretendía examinar estos factores conjuntamente para llegar a una explicación más unificada de por qué la gente cree en teorías conspirativas.
Para ello, los investigadores analizaron datos de 170 estudios con más de 158.000 participantes, principalmente de Estados Unidos, Reino Unido y Polonia. Se centraron en los estudios que medían las motivaciones de los participantes o los rasgos de personalidad asociados al pensamiento conspirativo.
Descubrieron que, en general, las personas estaban motivadas para creer en teorías conspirativas por la necesidad de comprender y sentirse seguras en su entorno y por la necesidad de sentir que la comunidad con la que se identifican es superior a las demás.
Los investigadores también descubrieron que las personas con ciertos rasgos de personalidad, como un sentimiento de antagonismo hacia los demás y altos niveles de paranoia, eran más propensas a creer en teorías conspirativas. Los que creían firmemente en las teorías conspirativas también eran más propensos a ser inseguros, paranoicos, emocionalmente volátiles, impulsivos, desconfiados, retraídos, manipuladores, egocéntricos y excéntricos.
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