La enfermedad se trata de una debilidad de la córnea, que ocurre cuando se hace más delgada y sobresale en forma de cono afectando la visión del paciente. Se sabe que hay una predisposición genética y que la acción mecánica del frotado de los ojos puede ser un estímulo que, al menos, favorece la evolución de la enfermedad así como existe una asociación muy frecuente entre el queratocono y la alergia ocular, que genera picazón y es común que los pacientes tiendan a frotarlos. Según datos publicados en 2023 en la revista BMJ Open Ophthalmology, la incidencia anual del queratocono es variable en el nivel global, en un rango que va de 1.3 a 32.3 casos cada 100,000 personas, y tiene más incidencia en países asiáticos; mientras que en menores de 19 años se calcula que hay 90 por ciento de posibilidades de que el queratocono crezca, mientras que para pacientes más cercanos a los 30 años el riesgo de que progrese es inferior.
Gráficos: Julio Loyola, Roberto Alvarado y Luisa Ortega.