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Luego de casi cuatro meses se búsqueda, agentes de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal detuvieron a Giovanni Echeveste Morales, acusado de quitarle la vida al activista de la comunidad gay Édgar Eloy Sosa Meyemberg.
La víctima fue vista por última vez el pasado 24 de febrero, en una parada de autobús en Chicoloapan, Estado de México, luego de impartir un taller en la Universidad Autónoma de Chapingo.
Los agentes localizaron al detenido luego de rastrear el teléfono celular de Sosa Meyemberg, pues el aparato fue utilizado días después de que murió el activista de derechos humanos.
De acuerdo con la red social Linkedin, Sosa Meyemberg era director de Desarrollo en la organización Ave de México, y había sido activista desde que tenía 17 años.
El activista era experto en desarrollo comunitario, evaluación de programas sociales e investigación.
Las unidades para la localización de personas extraviadas y ausentes del Estado de México y el Distrito Federal lo buscaron, pero no tuvieron resultados, hasta que un mes después la policía capitalina lo halló muerto en la zona de El Salado en Iztapalapa.
Este crimen conmovió a la comunidad lésbico gay en Puebla, Estado de México, Morelos y el Distrito Federal.
“Se hicieron las declaraciones necesarias y se allegó toda la información disponible a las autoridades; la familia de Edgar, sus amigos y compañeros, realizamos a pie las búsquedas necesarias, se distribuyeron carteles, se colocaron avisos en múltiples lugares y se difundió por las redes sociales la información al respecto”, informó un comunicado difundido por Ave de México el pasado 15 de mayo.
Además, el caso se hizo público en medios de comunicación de los estados en los que trabajaba Édgar Eloy.
Asociaciones civiles a favor de la comunidad lésbico gay aseguraron que el asesinato responde a un crimen de odio.
“Existe información acerca de sus teléfonos y transacción de su tarjeta bancaria a las que no se les da el seguimiento adecuado, por diversas causas, incluidas la homofobia institucional y el desprecio por los derechos humanos”, sostiene una misiva firmada por Ave de México.