Crónica de los damnificados cuyas viviendas quedaron dañadas

“Imagínate que hubieras estado en un piso 16 el día del temblor… ¿Qué hubieras sentido? Yo creí que el edificio se iba a caer”. Así empieza a relatar Óscar García, de 43 años de edad, su experiencia del 19 de septiembre, cuando a las 13:14 horas la tierra comenzó a vibrar violentamente dejando 38 edificios colapsados en la Ciudad de México.

Él y su novia son sólo dos de los miles de capitalinos cuyas viviendas no se derrumbaron, pero cuyas viviendas resultaron con graves daños, suficientes como para que Protección Civil les diera la orden de desalojarlo.

La fortuna de sobrevivir. Por fortuna, dice Óscar, estaba solo en el departamento ubicado en el último nivel de la torre habitacional Porta Tlalpan, en el número 550 de la avenida con el mismo nombre, donde 390 familias tuvieron que dejarlo todo atrás.

Ahí vivía con Claudia Durán; ese día ella no se encontraba debido a su trabajo. Él acababa de despertar después de que la noche anterior dio 17 servicios de transporte privado con su auto.

[caption id="attachment_640868" align="alignleft" width="225"] En la torre de 16 niveles el sismo dejó daños en pasillos, escaleras y áreas comunes que expertos determinarán si afectan la estructura. Foto: Especial[/caption]

Así, mientras la tarde del 19 de septiembre se preparaba algo de comer empezó a sentir una sacudida del edificio, como cuando un tráiler pasa enfrente de una casa y la hace vibrar.

Los tres segundos posteriores le resultaron eternos: “el edificio comenzó a oscilar de forma muy parecida a como en el del temblor del 7 de septiembre. Sentí un movimiento fuerte y constante que dio paso a una sacudida bastante brusca, algo muy muy fuerte”, relata.

Asegura que este temblor fue mucho más fuerte que cualquiera de los que hubiera sentido antes, y eso que vivió el de 1985. “La verdad es que fueron momentos donde empecé a pensar que se caía el edificio”.

Sin ser experto en arquitectura, Óscar considera que la torre de departamentos en condominio Porta Tlalpan no registra daño estructural, no obstante que muchos muros interiores están dañados.

Explica esta situación debido a que el condominio es de esos edificios en los que primero se hace la totalidad de las losas y columnas, después los muros y divisiones internas que delimitan los espacios de cada una de sus casi 400 viviendas.

Lo que le dejó a la vista el terremoto es que “las paredes de los departamentos estaban hechas de tablarroca y de ladrillos débiles refractarios, que no soportan mucho movimiento porque se rompen”.

Es por eso que mientras temblaba llegó a pensar, igual que muchos mexicanos que sintieron la violencia del sismo y se encontraban en alguna edificación, que ésta no iba a soportar la intensidad del movimiento telúrico.

Instintivamente, asustado buscó un lugar dónde protegerse, pues evacuar el edificio desde el piso 16 no era opción.

“Todo estaba revuelto… no pude tomar las cosas de mayor valor, sólo dos papeles importantes y dos mudas de ropa”. Óscar García, inquilino de Porta Tlalpan

Terminada la sacudida, vio el departamento revuelto; muebles y objetos caídos se mezclaban con trozos de pared y polvo.

[caption id="attachment_640869" align="alignright" width="225"] En la torre de 16 niveles el sismo dejó daños en pasillos, escaleras y áreas comunes que expertos determinarán si afectan la estructura. Foto: Especial[/caption]

“En mi condominio el daño arquitectónico no se notaba tanto, si acaso en las uniones de los muros se veía un ligero resquebrajamiento... Pero un daño grade no vi hasta que abrí la puerta y pude ver que en los cubos de las escaleras y en la estancia de los elevadores había bastante escombro”.

La tragedia de perderlo todo

Actualmente los residentes de Porta Tlalpan no pueden ingresar a sus viviendas, como una medida de Protección Civil, en tanto se termina de evaluar si hay o no daños estructurales.

Por ello Óscar y su pareja pernoctan en la casa de un familiar que generosamente les ha dado hospedaje.

“Hasta ahorita no tenemos noticias oficiales sobre si algún día podremos volver a habitar nuestro departamento. Sin embargo, tuvimos oportunidad de entrar 10 minutos exactos acompañados de personal de Protección Civil, con la finalidad de recoger algunas pertenencias”.

Desafortunadamente no fue mucho lo que pudo recuperar, “debido a que todo estaba tirado y revuelto” mezclado con escombros de muros. “Por ello no pude tomar las  cosas de mayor valor, sólo dos papeles importantes y dos mudas de ropa”.

[caption id="attachment_640870" align="alignleft" width="225"] En la torre de 16 niveles el sismo dejó daños en pasillos, escaleras y áreas comunes que expertos determinarán si afectan la estructura. Foto: Especial[/caption]

“Impensable recuperar electrodomésticos como el refrigerador, la lavadora, la estufa, la televisión o muebles de la sala, el comedor, las camas... Yo creo que todo eso se va a quedar ahí hasta que ya todo esto pase y se pueda decidir una remodelación del edificio entre los vecinos y la administración”.

El miedo ante la rapiña

Debido a que el edificio se encuentra deshabitado los vecinos tienen miedo a la rapiña, por ello se han organizado en grupos de cuatro para hacer turnos de vigilancia para que no entre nadie ajeno al edificio. Medida complementaria al personal de vigilancia con que ya cuenta el edificio.

El caso de Oscar García y Claudia Durán es solo el de un departamento de los más de 89 mil edificaciones distribuidas en 6 estados de la República que resintieron gravemente los efectos del sismo, de los cuales Oaxaca es el más afectado.

Es ahí donde de acuerdo al gobernador Murat al menos 51 mil edificaciones registran daños. Seguido de Morelos, en donde estimaciones preliminares señalan hasta 20 mil construcciones afectadas. Y en Puebla se tiene un recuento de 12,500 con daños; seguido del Edomex, con 3,000 y la Ciudad de México con 2,400.

De estos damnificados casi no se ha hablado, quizá porque tuvieron la suerte de no perder la vida debajo de alguna pesada losa.

No obstante el milagro de la vida, la pérdida del patrimonio es un asunto grave para cualquiera que le ocurra. Ellos están a la espera de que distintos órdenes de gobiernos, constructoras y sociedad seamos sensibles a la tragedia de haberlo perdido todo.

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