Se encontraba en el octavo piso. Eder Manzano terminaba un reporte de compras cuando su escritorio empezó a moverse. Los cristales de la oficina que compartía con otros 60 empleados estallaron, los garrafones cayeron. La gente entró en pánico. Unos empezaron a gritar y otros a orar.
Mientras, en un tiempo que parecía eterno, los plafones de tablarroca empezaron a desprenderse violentamente del techo. En tanto, Eder trataba de mantener la calma.
"¡No sabía qué hacer, creí que se derrumbaría el edificio y moriría; sólo pensé en mi esposa y mi hijo!", platica el contador, quien permaneció debajo del marco de una puerta durante el terremoto del 19 de septiembre que sacudió el centro del país.
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Tras el temblor, Eder teme vivir en la Ciudad de México, o que haya una réplica aún mayor. De hecho, dice que "con que se mueva un poco mi escritorio me espanto. Si la lámpara de la oficina se mueve ¡quiero salir corriendo del lugar!", cuenta a La Razón.
Sin embargo, estos miedos y ansiedades generados por el sismo de 7.1 grados Richter que dejó 366 muertos en 6 estados de la República, son algunos de los problemas que distintos terapeutas han comenzado a tratar.
Para ello, hay quienes recurren a terapias como la hipnosis, la meditación y las consultas con los psicólogos. Sin embargo, para recobrar la calma y la serenidad existen otras actividades que pueden ser útiles, como la terapia con caballos.
En ésta, los pacientes recurren a los caballos, con los que interactúan en periodos que pueden durar hasta 60 minutos.
La fundadora de “En Manada”, Adelaida Fritz, explica en entrevista sobre esta alternativa terapéutica que atiende necesidades concretas de los consultantes.
“La interacción con el caballo nos permite comportarnos tal y como somos, mostrando nuestras fortalezas y debilidades, provocando en los seres humanos la necesidad de encontrar soluciones para tratar de controlar al caballo”.
En Manada trabaja con 10 caballos de aproximadamente 500 kilogramos cada uno. Y durante las sesiones los equinos gozan de su libertad en la pista, lo que genera miedos a los pacientes.
Esto es importante, señala Adelaida Fritz, porque “cuando tu entras cuerpo a cuerpo con un caballo, si tú decías que eras ‘super valiente’ resulta que eso te da miedo, y es cuando todo tu cuerpo va trabajar... Tu mente, tus sentimientos y todo tu ser, para poder pararte frente al equino”.
“Lo que buscan los caballos es estar a salvo de ti, y cuando entramos a la pista leen las energías”.
En este sentido, la especialista señala que si entras triste a la pista y lo que tú quieres es estar feliz, el caballo va a buscar la manera de que tú encuentres este punto, “saldrás de la sesión con un autocontrol y con la capacidad de estar feliz”, señala la especialistas.
“Si tienes miedo de salir a la calle por un asalto, esta terapia te va a empoderar para poder salir otra vez. Si quieres tener liderazgo con tu familia, el caballo te permite tener esta unión y el liderazgo que quieras”, declara.
Estas terapias además de ayudar a superar el trastorno de estrés postraumático por los sismos registrados en el país, también ayudan a solucionar conflictos de pareja, bullying, falta de liderazgo o comunicación.
El equipo de trabajo está conformado por una psicóloga, un couch experto en desarrollo humano, y especialistas en el manejo de caballos.
“El impacto de la terapia que ofrecemos es aceleradora, integral, y altamente emocional para el paciente. Al no ser convencional, alcanzamos resultados que sorprenden al consultante incluso desde la primera cita”, finaliza Adelaida Fritz.