El tatuaje a una tinta de una máscara antigas con unos rifles a los lados, el del conejo Bugs Bunny portando una metralleta y el de su segundo nombre “Francisco”, sirvieron a las autoridades de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCMX) para reconocerlo.
José Francisco de Jesús Oropeza, a quien ya habían detenido cuando era menor de edad, es uno de los sujetos que el fin de semana fue hallado sin vida, descuartizado y desollado en un puente vehicular en Tlatelolco, crimen que las autoridades adjudican a La Unión de El Betito.
El otro hombre que estaba con él es Alfonso Delgado Pérez, también un exconvicto. Él estuvo preso en 2009 en el Reclusorio Sur; sus huellas dactilares permitieron identificarlo.
En el caso de José Francisco de Jesús, los informes revelan que fue torturado: le cortaron la piel a la altura del pecho para formarle la letra “U”, de La Unión.
El pasado sábado, por la tarde, su hermana comenzó a buscarlo en redes sociales.
En Facebook pidió ayuda, pues aseguró que su familia no sabía nada de él. Ahí mostró su fotografía, con el tatuaje de la máscara.
Sin embargo, hasta ayer por la tarde, ninguno de sus familiares se había presentado en el Ministerio Público para reconocerlo de manera formal.
Pero los tatuajes no dejaron dudas. La máscara antigas la tenía marcada en el antebrazo derecho, su nombre en ese mismo brazo, y el conejo en el hombro izquierdo. Son los mismos tatuajes que él mostraba en sus redes sociales.
José Francisco acostumbraba reunirse en Garibaldi, la misma zona que ahora El Betito disputa con El Tortas.