La voz del otro lado del teléfono exigía medio millón de pesos a cambio de no matar a Marco Aurelio. El hombre había salido de su restaurante para entregar un pedido, pero lo secuestraron y ya no regresó. Su esposa y su hermano reunieron todo lo que pudieron en sólo unas horas con tal de salvarlo… pero de nada sirvió: lo asesinaron y lo dejaron en unas canchas de futbol rápido en Tlalpan.
El dato: De enero a junio se han registrado 14 secuestros con fines de extorsión en la CDMX, de acuerdo con cifras oficiales.
Marco Aurelio Bastida Valdez fue asesinado este fin de semana. Su cuerpo fue abandonado en esta zona al sur de la capital. Tenía 44 años de edad, era casado y socio con su hermano de un restaurante ubicado en San Jerónimo.
La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) investiga su muerte, la cual quedó registrada en el expediente CI/FAS/E/UI1/CD/1070/08-2018 de la Fiscalía Especial de Investigación para la Atención del Delito de Secuestro, denominada Fuerza Antisecuestro (FAS).
La última vez que los familiares de Marco Aurelio lo vieron con vida fue la tarde del viernes. Aquel día estaba en su negocio en San Jerónimo Lídice. The Beer Box se llama aquel restaurante que forma parte de una cadena y que junto con su hermano atendía desde hace algún tiempo. Botanas, hamburguesas y cervezas es lo que ahí venden.
Aquella tarde recibieron una llamada telefónica en el lugar. Les hicieron un pedido que debían entregar en la calle Maltrata, en la misma zona de San Jerónimo. Prepararon todo y Marco Aurelio fue a entregarlo.
Una hora después, el teléfono de su esposa Wendy sonó. Llamaban desde el número de Marco Antonio, pero la voz del otro lado no era la de él. Quien llamó la amenazó, la insultó y le exigió medio millón de pesos a cambio de regresarlo vivo.
Wendy habló con su cuñado, le contó lo que acababa de suceder; juntos se apresuraron a reunir lo que pudieron. Tomaron todo el efectivo que guardaban y en poco tiempo le ofrecieron a aquel sujeto 200 mil pesos. Él aceptó, les ordenó envolverlo en una bolsa negra y que esperaran más instrucciones.
Antes de la medianoche, la cuñada de Marco salió a entregar el efectivo, como le dijo aquel individuo. En medio de la oscuridad, Mariana llegó hasta un negocio de Caja Popular. Ahí, en una caseta telefónica, dejó la bolsa con el dinero.
“Les dijeron que esperaran y que a las 3:00 de la mañana lo dejarían libre”, contó ayer un agente de la Policía de Investigación (PDI) que participa en la indagatoria del caso.
Pero la realidad es que aquel hombre no cumplió. Las horas pasaron y no hubo más noticias. La familia de Marco fue entonces a la Fuerza Antisecuestros (FAS) de la PGJ capitalina para pedir ayuda. Ahí iniciaron la indagatoria y trataron de ubicar el teléfono de la víctima.
Sin embargo, unas cuatro horas después recibieron la noticia de su hallazgo. A Marco Aurelio lo encontraron en una cancha de futbol rápido ubicada en el pueblo de San Andrés Totoltepec, en Tlalpan.
Estaba atado de manos y amordazado con un trapo. Cerca de su cuerpo había un cartucho percutido. Al parecer lo asesinaron en ese mismo lugar.
Ahora, la FAS investiga el caso. Por el corto tiempo que duró el secuestro, suponen que se trató de una persona que lo conocía y que sólo buscaba obtener la mayor cantidad de dinero en unas horas.