A siete días de dejar el cargo, el secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Raymundo Collins, defiende la política de golpes directos al crimen en las calles. Sus números dicen que hasta ayer sus policías habían hecho 19 mil 704 remisiones al Ministerio Público y 90 mil 849 a los juzgados cívicos.
En entrevista con La Razón asegura que el grupo delictivo conocido como La Unión, con base en Tepito, está desmantelado, aunque afirma que en materia de delincuentes “si dejamos de estar encima, van a volver a lo mismo porque el espacio que deja la autoridad lo toma la delincuencia”.
Está a punto de acabar su gestión en la Secretaría de Seguridad Pública y se percibe un cambio respecto al momento en que llegó. Había varias acciones de violencia a la vista que tenían muy consternada a la sociedad. La plática era: “¿cómo es posible que tengamos descuartizados en Insurgentes, cabezas, ametrallamientos de un auto a otro, asesinatos, sobre todo en la franja Tepito-Guerrero-Morelos?”. Tuvimos que hacer un programa en la calle, para atacar de forma directa a las bandas criminales que eran las que nos estaban provocando el 60-70 por ciento de esta violencia. Nos fuimos contra ellos junto con el Gobierno federal. Desmantelamos las bandas e hicimos muchas operaciones diarias y permanentes en esas zonas al grado de que una vez hasta salieron en una marcha todos los narcomenudistas disfrazados de vendedores pidiendo mi renuncia… que fracasó porque esperaban muchos, pero sólo fueron entre 100 y 150. Desde el día 6, desde el mes pasado, no tenemos cuerpos desmembrados, ni asesinados en la zona de Guerrero-Morelos-Tepito.
¿La Unión y la Anti-Unión ya están desmanteladas? La Unión está desmantelada y de la Anti-Unión todavía no hemos agarrado a la cabeza, pero ya hemos impactado a su gente de abajo. Estamos trabajándolo. Las últimas detenciones han sido ya en zonas diferentes, en la Narvarte y en Santa Fe, y ocurrieron allá por las operaciones que traemos.
¿Se habla aún de la posible presencia de cárteles? Yo no creo que haya cárteles metidos aquí. Conozco este mundo en la ciudad desde que fui subdelegado de la PGR, y me tocó estar aquí por la Policía Judicial Federal y sigo pensando lo mismo. Es muy difícil creer que pasan por aquí cargamentos de 500 kilos, de 100 kilos, de 50 kilos, de 20 kilos. No. Ya los hubiera agarrado la Marina, el Ejército o nosotros. Está pulverizado el suministro.
¿Es posible que se reintegre un grupo fuerte como La Unión? Yo creo que así se seguirá manteniendo. Si hicieran más se convertirían en blanco de muchas autoridades.
Pero se debe mantener de todos modos una operación, usted le llama, “en tierra”. La ciudad es enorme, y sabemos de los puntos donde hay alteración del orden si lo permitimos. Ahorita no traemos balaceras y muertes porque estamos encima de ellos. Si dejamos de estar encima van a volver a lo mismo. El espacio que deja la autoridad lo toma la delincuencia. No debe haber un espacio, una calle o una colonia en la que la autoridad no pueda entrar. Y ahorita no hay una zona en la que no podamos entrar.
Tiene usted una idea de atacar el componente delictivo, pero hay otras propuestas que hablan de atender lo social. Hay que atender el problema social, es muy importante. La necesidad, la falta de empleo, de esperanza, de futuro, la falta de dinero pueden llevar a la gente a desviarse hacia la ilegalidad, pero tenemos que saber reconocer que la delincuencia está cometiendo ya ilícitos contra la sociedad y eso hay que castigarlo. Después de eso se puede hacer un análisis de a quién se le puede ayudar desde el punto de vista social, a alguien que no haya matado, que no haya violado, entonces sí aplica lo social. La lucha contra la delincuencia debe de ser un complemento necesario, tiene que ser preponderante lo social y por atrás la detención del delincuente. Claro que hay que buscar que las nuevas generaciones tengan oportunidades, porque hay niños de 12 o 13 años delinquiendo, y hay que atacar esa raíz, ese fondo. Yo estoy de acuerdo en todo eso, pero a la gente que está delinquiendo sí la tenemos que castigar.
¿Usted cree que la política de la llamada “puerta giratoria” (que ha facilitado la obtención de la libertad a presuntos delincuentes) amerita ajustes? Tiene que desaparecer. La puerta giratoria es una cuestión de ley. Hoy, de entrada, un juez de control lo que decide es si la detención es legal, incluso cuando tienes a la parte ofendida. Tienes a la mujer que fue violada o asaltada, o al señor adulto mayor que lo golpearon o al cuentahabiente que fue a sacar dinero al banco y lo asaltaron, pero actualmente lo más importante para la ley es si el arresto fue legal por parte de la policía. ¿Por qué no el juez de control determina si el delito existe, si la parte afectada de la sociedad existe? Es kafkiano que las leyes estén para defender al delincuente.
Sólo plantearlo se podría considerar políticamente incorrecto. Yo creo que mucho que esta cuarta transformación implica que van a cambiar las cosas en favor de la sociedad. Y sí creo que van a ser más fuertes que el delincuente, porque van a ser una sola autoridad.
¿Usted cree que hay un distanciamiento entre los policías y los legisladores? A nosotros no nos consultan nunca nada, todo lo determinan ellos a través de expertos que han escrito muchos libros, expertos que se autonombran expertos en seguridad, pero que nunca han estado en la calle deteniendo delincuentes y defendiendo a la sociedad. La óptica desde arriba se ve diferente que en la calle.
Qué recomendaciones deja al futuro secretario. Ninguna. Yo soy muy respetuoso. Llevo muchos años en el servicio público y siempre he visto que los funcionarios llegan con las mejores intenciones, ganas y proyectos. Yo les doy mi voto de confianza para que esto mejore. La doctora Claudia Sheinbaum es una mujer muy preparada que conoce muy bien la ciudad y que trae el pulso muy exacto. Yo creo que las personas que vienen y los proyectos que implementarán van a dar muy buenos resultados.