Han pasado más de tres años desde que Gabriel le suplicó a Vanessa del Pozo que retirara la denuncia por acoso, o de lo contrario lo “correrían” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Eran las vacaciones de Semana Santa de 2015, Vanessa realizaba sus prácticas de tesis en el Instituto de Fisiología Celular, ubicado en Ciudad Universitaria. Quería avanzar en sus experimentos de neurociencia, pero uno de los microscopios falló, así que llamó al técnico responsable.
Recordó que el empleado llegó supuestamente para arreglarlo, estaban “en un cuarto oscuro, sin ventanas, sin la posibilidad de recibir ayuda inmediata (pues cuatro puertas la separan de la salida). Fue ahí cuando él decidió tomar ventaja de su posición: forcejeando me puso en una esquina, intentó besarme y otras cosas. Le grité ‘¿qué haces?’ y salí corriendo”, narró la alumna de 30 años.
El dato. En protesta por las agresiones, las alumnas han pegado carteles con los rostros de los atacantes en escuelas y facultades de la UNAM, para evidenciarlos.
La también maestra en neurociencias relató que le tomó días procesar lo ocurrido en Ciudad Universitaria. Llegó a sentir culpa y pensó que no le creerían, y pese a ello denunció.
Al comprobarse el acoso sexual, la UNAM le rescindió el contrato a Gabriel y el caso llegó a una denuncia penal. El hombre suplicó a Vanessa desistir, pero ella se negó. "Esto es consecuencia de tus actos, no míos. Yo no estoy cargando con ninguna responsabilidad, no es mi culpa", recuerda que le respondió.
Muchas denuncias se resuelven al interior de la universidad, pero de 2011 a la fecha sólo hay cuatro sentencias condenatorias por estos hechos en la UNAM, de acuerdo con datos obtenidos por La Razón vía Ley de Transparencia.
Se trata de un chofer y un catedrático, por violación equiparada, así como otro conductor y un trabajador, por abuso sexual, según información de la Dirección de Estadística de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX).
Puede que haya más sentenciados, pero sin registros de su empleo; sin embargo, las cuatro sentencias reflejan la realidad en México, donde estimaciones de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) refieren que 98 por ciento de estos delitos quedan impunes.
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De 2016 a junio de 2019, suman 921 denuncias por casos similares contra 804 presuntos agresores –tanto empleados como alumnos—, reveló la oficina de la Abogacía General de la UNAM; hechos por los que aplicó exhortos y amonestaciones, pero las sanciones más fuertes por violencia de género son: la expulsión de 17 estudiantes, la suspensión de 68 alumnos y le rescisión de contrato a 73 trabajadores, según los reportes del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género.
Sin condiciones para la denuncia
Vanessa recordó que fue respaldada por el Instituto de Fisiología, pero esto no ocurre en toda la universidad.
Muchas estudiantes no denuncian porque no hay condiciones. Las oficinas jurídicas de las facultades no están especializadas; hecho por el que las víctimas viven un infierno, no sólo de revictimización, sino porque se enfrentan a funcionarios que protegen a los agresores o ponen en riesgo su carrera académica, explica la doctora Ana Buquet, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.
"No quiere decir que no haya un intento de la universidad por capacitar a las abogadas y abogados; sí se ha hecho desde la abogacía, pero sin duda no ha sido suficiente. Atender el tema de la violencia de género requiere de personal altamente capacitado”, insistió.
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Vanessa no es la única víctima; otras estudiantes y egresadas narraron a La Razón la violencia que han padecido.
Fernanda, de la Facultad de Filosofía, señaló que durante años sufrió acoso y violencia por parte de su exnovio: “llegué con el abogado de la carrera y me dijo que había tenido un caso similar, pero lo más que podían hacer era mediar para que no se volviera repetir”.
Karen aseveró que no quiso denunciar porque sintió miedo y vergüenza. “Era el típico maestro buena onda; sentí que no iba a tener apoyo cuando estuviera ante el Tribunal Universitario”, refirió.
Actualmente sólo existe una Unidad para la Atención de Denuncias (UNAD) en CU, aunque se espera que para 2020 habrá ocho más.
Ana Buquet explica que una persona especializada con perspectiva de género, no solo entiende la normatividad o las leyes, sino que es capaz de ponerse del lado de la víctima, para equilibrar la desigualdad, pues comprende que la violencia contra las mujeres se produce desde relaciones asimétricas de poder, dentro de un sistema, donde la toma de decisiones siempre está en manos de los hombres.
La doctora Ana Buquet detalla que las denuncias por violencia de género han aumentado, y más de 90% y son realizadas por mujeres en contra de hombres.
Buquet explica que la universidad solo puede tomar acciones internas, es decir, la expulsión de un alumno o la rescisión del contrato de un empleado; sin embargo, el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género detalla que si una alumna quiere denunciar un delito ante las autoridades judiciales, las oficinas jurídicas de la UNAM tienen que brindar acompañamiento.
Piden atender casos
Desde 2016, miles de alumnos de diversas escuelas o facultades de la UNAM se han manifestado en contra de la violencia de género, realizando decenas de paros, actividades de denuncia y pliegos petitorios donde la comunidad ha pedido al rector Enrique Graue que haya más unidades de denuncia y que se abran investigaciones contra agresores.
Durante los últimos tres años ocurrieron casi una veintena de episodios violentos que han marcado a la UNAM, desde feminicidios, muertes, violaciones y acoso sexual contra las mujeres de la comunidad universitaria. La incidencia delictiva provocó que alumnos de la Facultad de Geografía crearán un mapa de violencia en Ciudad Universitaria, donde geolocalizaron los puntos críticos donde ocurrieron violaciones, asesinatos, robos o casos de acoso.
Con este trabajo cartográfico se lograron identificar los lugares más violentos, como la Facultad de Filosofía y Letras (con 168 reportes de violencia), Facultad Ciencias Políticas (119), Las Islas (78), Facultad de Ingeniería (57 ) y Facultad de Ciencias (53).
Para crear el mapa se realizaron más de mil encuestas a estudiantes, con el objetivo de evidenciar la dimensión de la violencia que se da en la UNAM, explica el estudiante Itzam Martínez, coordinador del proyecto.
La inconformidad de los estudiantes es tal que desde principios de noviembre, al menos seis unidades de la UNAM se encuentran en paro de labores. En algunos planteles también se han presentado actos vandálicos.
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Justo en medio de los reclamos sobre la violencia de género, el pasado 19 de noviembre Enrique Graue tomó protesta de su segundo periodo como rector. Durante su discurso se comprometió a reducir la violencia y seguir con la calidad educativa en las instituciones.
Graue inicia su nueva administración con ese reto, pero no será sencillo, Ana Buquet, directora del CIEG, explica que se requiere atender la violencia de género de forma estructural, con un cambio de visión, y de acciones que estén acompañadas de presupuestos etiquetados para atender esta problemática.
“Ese dinero servirá para crear nuevas estructuras, contratación de personal, capacitación… tenemos que avanzar hacia allá, además que directores de todas las instancias de la UNAM implementen de manera rigurosa la política de igualdad en la universidad, y que atiendan de manera muy cuidadosa las denuncias de violencia de género”, agrega Buquet.
*Su nombre fue cambiado para proteger su identidad
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