La policía se limitó a observar

Reto al peligro por día de Reyes

Pese a que la Ciudad está en semáforo rojo, los ciudadanos salieron a comprar juguetes en calles del Centro Histórico y Tepito, sin respetar la sana distancia

Miles acuden a mercados al aire libre (Eje 1 Norte en la foto) en busca de juguetes; imposible la sana distancia; algunos van sin cubrebocas
Miles acuden a mercados al aire libre (Eje 1 Norte en la foto) en busca de juguetes; imposible la sana distancia; algunos van sin cubrebocas Foto: Daniel Aguilar, La Razón

A pesar de que la Ciudad de México se encuentra en semáforo rojo, el previo a la llegada de los Reyes Magos conglomeró a cientos de personas en calles del Centro Histórico y Tepito, de padres que buscaban regalos pese a la pandemia.

Desde temprano, la plancha del Zócalo capitalino lució vacía por el operativo de seguridad y restricción de paseantes por parte de las autoridades, sin embargo, en calles aledañas, como Donceles, la gente tuvo acceso a Argentina y hasta Pino Suarez o Tepito, donde los comerciantes ya ofertaban sus productos sin ningún tipo de medida de seguridad.

Aunque había policías resguardando la zona, en ningún momento se les vio dando advertencias de sana distancia o uso de cubrebocas. Al llegar a la zona de juguetes, cientos de personas no utilizaron el insumo para protegerse, ni gel ni menos sana distancia.

La sana distancia sólo se respetó al paso de los vehículos.
La sana distancia sólo se respetó al paso de los vehículos.

En un recorrido que hizo La Razón, se pudo observar que la única sana distancia fue la de la gente que abría espacio al paso de los vehículos, motos o diableros que circulaban de un lado a otro con los juguetes. “Ahí va el diablo, llévele de a 20 varos, jefa, y tacos, tacos, si hay, cinco por 25”, se escuchó en todo momento.

La seguridad corrió a cargo de los comerciantes que con “walkie talkie” se informaban de lo que sucedía en las demás zonas de influencia, para evitar cualquier tipo de percance con la autoridad.

El caos se vivió en todo momento, ya que la gente se arremolinó en cada uno de los puestos para buscar la mejor oferta, lo que propició conglomeraciones; incluso, en varios comercios las accesorias estaban cerradas, pero sólo con la puerta de paso abierta, donde seguían dando el servicio y dejaban entrar de a una por una a las personas.

El paso de peatones era lento por la conglomeración y la carga de mercancía.
El paso de peatones era lento por la conglomeración y la carga de mercancía.

Las personas en gran número, fueron las que generaron el “desastre” al acudir a comprar los regalos de sus hijos, lo que se sumó a las decenas de carritos de comida ambulante que se quedaban en medio de la calle para vender sincronizadas, aguas, hot dogs, tortas, tamales o esquites.

Autos, carritos de mandado, personas, bloqueos en las calles por comerciantes y sin uso de cubrebocas, fue el escenario que se vivió por el Día de Reyes.

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