Restaurantes

“Perdí el trabajo de mesero y tuve que pedir dinero”

José Luis Guzmán fue despedido hace siete meses y desde hace tres semanas pide ayuda en la calle

Un Sonora Grill abrió en Reforma
Un Sonora Grill abrió en Reforma Foto: Eduardo Cabrera, La Razón

José Luis Guzmán, de 54 años, fue despedido hace siete meses de un restaurante bar de la CDMX, donde trabajaba como mesero; sin más opciones para desempeñar su oficio y presionado por llevar sustento a la familia, se vio orillado a pedir dinero en los cruceros de avenida Reforma.

“Tengo tres semanas pidiendo dinero, llegué antes de Navidad. Estaba en un restaurante-bar, pero cerraron todo, me despidieron, lo poco ahorrado que tenía nos lo fuimos comiendo, nos apretamos el cinturón, pero ya salir a la calle y pedir dinero sí es vergonzoso, el gobierno no nos apoyó, prometió ayuda, pero no hizo nada”, lamentó en entrevista.

La falta de recursos y de empleo también lo llevaron a sacar a su hijo de la universidad y si antes su familia comía tres veces a la semana carne, ahora si bien les va, una vez.

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No es el único, meseros que perdieron su trabajo debido al cierre definitivo o temporal de restaurantes también ocuparon los cruceros de la capital a solicitar apoyo a los automovilistas y peatones con sus característicos uniformes de gala y un letrero en la mano: “Soy mesero, ¿gustas apoyarme?”.

“Es deprimente y muy traumático, porque es pasar de tener una estabilidad a sacar a mi hijo de la universidad, el sueño de todo padre es que tus hijos terminen su carrera, luego que no tengas para la comida, es peor”, expresó.

“Anduve yendo a conseguir trabajo, pero se me comenzó a acabar el dinero, unos compañeros me pasaron el tip (de ir a los cruceros) y aquí estoy, por lo menos saco para comer. Varios estamos en todos los semáforos”, contó Pablo, de 42 años.

“Jamás hubiera imaginado estar en una situación así, pero lo que nos orilló a hacer esto fue el Covid, ni modo, así estaré hasta que terminé esto. Ahora entiendo a las personas que piden dinero en la calle, uno piensa ‘cómo voy a hacer esto’, pero no, no es pena, simplemente es echarle ganas”, señaló Pablo, quien mantiene a su esposa y a tres de sus hijos.

Mireya es cocinera de profesión, tiene su negocio en la avenida Muyuguarda, Xochimilco. Antes podía vender 70 comidas, hoy son 15; en la adaptación a los tiempos difíciles de pandemia, ella y sus empleados se ajustan a su realidad: ya no comprar verduras por caja, sino por kilo, quien antes atendía mesas ahora es repartidor, gracias a eso no ha tenido que despedir a nadie, aunque en un mes no sabe si su cocina resistirá.

Su llamado de #Abriromorir no significa que quiera retar a las medidas sanitarias implementadas por las autoridades capitalinas, incluso ella es de las que acata las restricciones y sólo vende comida para llevar, sino invitar a la reflexión de considerar a los restaurantes como actividad esencial.

“La convocatoria al cacerolazo fue para hacer conciencia de las autoridades, no es que queramos abrir por abrir, no es que sólo seamos una fuente de trabajo, sino porque de la restaurantería depende una cadena productiva muy larga, son panaderías, tortillerías... Si la jefa de Gobierno insiste en que los restaurantes son puntos de contagio, yo no lo dudo, pero no en los restaurantes regulares y establecidos, los que generan contagios son los que no cumplen”, señaló.

ACUERDAN DESCUENTOS

A partir del llamado de la Jefa de Gobierno a los arrendadores del Centro Histórico, para rebajar sus rentas o dar prórrogas por los cierres de negocios, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) acordó descuentos y prórrogas para pagos y se negociaron facilidades para que, aquellos que no puedan continuar con las rentas, desocupen los inmueble sin que amerite alguna sanción.

Salvador Sacal, presidente de la AMPI, comentó que desde marzo de2020, casi 90 por ciento de asociados disminuyó los montos de arrendamiento en localidades comerciales, oficinas y bodegas, debido a que permanecieron cerradas sin poder ingresar a sus instalaciones.

“Se han llevado a cabo negociaciones para reducir los incrementos de renta correspondiente a las renovaciones de contrato o nuevos arrendamientos; en un esfuerzo por mantener los arrendamientos actuales y promover el dinamismo de este mercado, para los nuevos arrendamientos hemos tenido que disminuir el monto, que va desde 20 hasta 30 por ciento con respecto al monto original del año 2020”, expuso.

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