Decenas de ellos atestan macroquioscos

Miedo y tristeza, sensaciones de jóvenes al hacerse prueba de Covid

Ileana, de 29 años, y su mamá, de 56, dan positivo, sin síntomas, luego de que su taxista las alertó que estaba contagiado; la demanda por test rebasa las fichas disponibles

Sólo 200 fichas son distribuidas al día en el macroquiosco de Venustiano Carranza. Foto: Frida Sánchez, La Razón

La tercera ola de Covid-19 deja ver su lóbrego rostro en la capital del país, con módulos de aplicación de pruebas atestados de personas, la gran mayoría en edad laboral-productiva y jóvenes.

“Me siento triste y desconcertada”, confiesa “Ileana”, de 29 años, tras conocer el temido resultado que le nubló la mañana de este jueves.

La joven y su mamá, “Antonia”, de 56 años, acudieron a hacerse la prueba al macroquiosco ubicado en la alcaldía Venustiano Carranza y ambas dieron positivo, aunque ninguna de las dos tiene síntoma alguno.

“El taxista de confianza que tomamos nos hizo un viaje la semana pasada y hace unos días, para no exponernos, nos avisó que dio positivo; entonces, nos venimos a hacer la prueba”, narra la joven a La Razón.

A las 9:00 de la mañana, cuando comenzaba el servicio, unas 300 personas, la mayoría de ellos jóvenes menores de 40 años, ya aguardaban en la unifila de la explanada en la Plaza Cívica de la Venustiano Carranza. Hubo quienes esperaban desde las 7:30 de la mañana para realizarse una prueba rápida para detectar Covid-19.

Oficialmente, el servicio de pruebas gratuitas arranca a las 9:00 AM pero, para esa hora, las 250 fichas que distribuyen diariamente ya se habían terminado.

La espera para algunos sería de hasta hora y media o dos horas, para confirmar o descartar si tienen el virus “y descansar, porque da miedo que vayas saliendo y que siempre sí es positivo”, se sincera “Sonia”, de 33 años, quien acudió porque supo que un familiar al que visitó recientemente ha tenido síntomas.

“No me siento mal, pero más vale; ya ves que dicen que luego uno no tiene síntomas de nada”, expresa la joven.

José Luis Nava, un señor de 67 años, es uno de los desafortunados que ya no alcanzó ficha, por lo que tendría que buscar otro módulo o acudir al siguiente día.

“Me dijeron que a partir de las 9:00; llegué temprano, pero no alcancé ficha; entregaron 250, no me esperaba que iba a venir gente desde antes a esperar en la fila”, comenta.

“Y luego con esta rodilla que me duele, ya camino medio lento”, manifiesta José Luis, quien para descansar del camino se sienta en una jardinera, cerca de la fila, del resto de semblantes preocupados que espera por el test.

Por su edad, José Luis ya recibió las dos dosis de la vacuna, pero salió para hacerse la prueba porque “me lo pidieron allá donde trabajo”.

La señora Mariana, de 42 años, quien también acudió por cuestiones laborales, tampoco alcanzó ficha, pues cuando llegó eran las 9:20 horas.

Al cabo de la primera hora de aplicación de pruebas, decenas de hombres y mujeres —prácticamente todos en edad laboral— esperan en la fila, bajo el rayo de sol, algunos con sombrillas y otros sentados en banquitos plegables o en las jardineras del ayuntamiento.

Una situación similar se ve en las cercanías del Forum Buenavista —uno de los 10 módulos en centros comerciales que el Gobierno capitalino abrió junto a otros 18 quioscos y 116 centros de salud en todo el territorio capitalino—, donde habitantes de la Miguel Hidalgo acuden por una prueba rápida. Alrededor de las 11:00 de la mañana, en la fila se observaban al menos unas 250 personas que aún aguardan por el test, en algunos puntos olvidándose del metro y medio de la distancia sana, tan machacadamente insistente en estos tiempos de pandemia.

  • El dato: El Gobierno capitalino había realizado, hasta este miércoles, dos millones 765 mil 408 pruebas desde el inicio de la pandemia en el 2020.
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