Personal y maquinaria pesada desplegados en toro al cerro del Chiquihuite, lugar donde perdieron la vida cuatro personas el pasado 10 de septiembre, se alistan para demoler 11 viviendas afectadas por los desprendimientos de roca que se registraron en esa fecha.
En tanto, el Gobierno de Tlalnepantla, Estado de México, informó que materiales son transportados en camiones tipo torton hasta la llamada zona cero, para adecuar el espacio donde habrán de realizarse dichas demoliciones.
Son tres máquinas pesadas encargadas de descargar el material (tezontle y arena) y efectuar dichas labores.
La zona sigue acordonada y resguardada por elementos de la Guardia Nacional y agentes de la Policía del Estado de México.
Tres familias que residían en la colonia Lázaro Cárdenas, Segunda Sección, fueron apoyadas con la mudanza de sus bienes para que salieran del lugar.
En la entrega de apoyos para renta se atendió en el primer día a 275 familias, es decir, el 96 por ciento del total, 286.
Esta tarde, La Razón informó que de acuerdo con Arturo Tapia, geólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el crecimiento poblacional y la falta de planificación en los alrededores del Valle de México han propiciado que se construyan viviendas en zonas consideradas “de alto riesgo para ser habitadas”, como en las laderas de los cerros, donde las características del suelo “no siempre son apropiadas” para el desarrollo urbano.
“La zona del Chiquihuite ha sido estudiada durante mucho tiempo por muchos especialistas, y estos acontecimientos han sucedido por la ocupación de las personas de la Ciudad de México que habitan en esa zona, que ha ido creciendo la mancha urbana de manera no planeada, irregular y caótica”, mencionó.
LRL