Daniela cumpliría 12 años de edad en este 2022. Pero su vida y sus sueños quedaron truncados el 19 de septiembre de 2017, tras el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen, uno de los edificios que colapsaron en la Ciudad de México por el terremoto que se registró ese día en varias regiones del país.
Para su madre, Mónica Ortega, los últimos cinco años han sido “un calvario” entre la pérdida de la pequeña de siete años, quien era hija única y la primera nieta de sus abuelos, y la incansable búsqueda de justicia, algo que seguramente “nunca se logrará por completo”, y que hasta ahora ha sido “a medias”, según su percepción y la de otras víctimas.
En el marco del primer lustro del sismo que dejó 228 muertos en la capital del país, 26 de ellos en ese colegio, la madre de Daniela recordó a La Razón cómo fueron los momentos después del sismo.
“Al llegar al colegio empecé a buscar a mi hija, al llegar a la esquina de División del Norte y Brujas la imagen que vi fue horrenda: una nube de polvo, niños saliendo llenos de polvo. Empecé a buscar a mi hija en donde me habían comentado que estaban los niños de su grado. Al entrar a la escuela y ver cómo estaba la situación, mi instinto me dijo que había pasado algo muy grave”, contó.
Su pequeña, quien cursaba el segundo grado de primaria, estudiaba en un salón de clases ubicado en el primer piso. Sin embargo, la salida por la que ella pudo haber bajado para llegar al patio principal se desplomó.
Al llegar al colegio empecé a buscar a mi hija, al llegar a la esquina de División del Norte y Brujas la imagen que vi fue horrenda: una nube de polvo, niños saliendo llenos de polvoMónica Ortega, Madre de la pequeña Daniela
“Pasaron las horas, no llegaba al hospital que estaba cerca del colegio —a donde trasladaban a las víctimas—, me desesperé, regresé al colegio y fue cuando ya encontré un mar de gente ayudando, sacando piedras… ambulancias llegando. Para eso ya eran como las seis de la tarde; encontré al papá de mi nena y al verlo lo supe, allí empezó la pesadilla”.
Noé Franco Pachecho, abogado de nueve familias de personas fallecidas y lesionadas a causa del derrumbe de esa escuela que estaba ubicada en la entonces delegación Tlalpan, aseguró a este medio que existen “sentimientos encontrados” entre los deudos, pues por un lado perciben que hay avances, pero a la vez “mucha falta de atención” por parte de las autoridades.
El abogado destacó que a la fecha existen dos sentencias por este caso, una de ellas en contra de Mónica Villegas, conocida como Miss Moni. Sin embargo, aún hay pendientes, como la localización de Francisco Pérez Rodríguez, DRO (Director Responsable de Obra) del colegio, por quien las autoridades ofrecen hasta un millón de pesos de recompensa.
“De los cuatro responsables directos, él todavía sigue prófugo, hay una ficha de búsqueda; sin embargo, a cinco años no ha podido ser detenido, y eso es muy triste, les deja a las víctimas un sabor medio amargo de que todavía existen deficiencias en el caso”, indicó.
El representante legal apuntó que si bien hubo un plan de reparación del daño a cargo de la Comisión de Víctimas de la Ciudad de México (Ceavi), hubo bastantes familias “medianamente conformes”, ya que se violentaban derechos, y advirtió que las reparaciones fueron “muy bajas, no millonarias como la gente piensa”, en tanto que, pese a que era un derecho que tenían, hubo familias que no lo aceptaron.
Franco Pacheco explicó que dos de los pendientes del caso son la entrega de un memorial en honor a los pequeños que murieron en el Colegio —el cual podría estar listo para finales de este mes— y una disculpa pública de las autoridades.
Dolor durante la misa
Familiares de víctimas del derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen recordaban a los 26 muertos que dejó el sismo del 19 de septiembre de 2017 en ese lugar, cuando un nuevo sismo de magnitud 7.7 grados los sorprendió, ocasionando crisis nerviosas, lágrimas y momentos de temor entre los presentes.
Pasaba la una de la tarde en la que hace cinco años fue la zona cero de la tragedia, en la alcaldía Tlalpan, cuando sonó la alerta, misma que obligó a las familias a suspender repentinamente la ceremonia religiosa.
En medio de arreglos florales y coronas en memoria de quienes quedaron bajo los escombros aquella tarde del 2017, se observó de nueva cuenta a madres y padres llorando, algunos abrazados a otros familiares, soportando los efectos del fenómeno natural, en el mismo lugar donde perdieron a sus seres queridos.
La angustia se prolongó por más de dos minutos, en los que se escucharon los sollozos de los presentes y expresiones de sorpresa ante el hecho. Conforme pasaban los segundos, el pánico se apoderó de algunos, quienes se hincaron o comenzaron a rezar para que el movimiento telúrico terminara.
Aunque el área aún se encuentra rodeada por bardas, no se registró ningún incidente o afectaciones ni en las instalaciones del colegio ni en las viviendas de los alrededores.
Tras el susto se dio por concluida la misa y los familiares encabezaron una guardia de honor para conmemorar a los 19 niños y siete adultos que perdieron la vida. En el lugar se observaron coronas de flores en las que se escribieron los nombres, así como las fotografías de las víctimas.
El sismo de ayer también sorprendió a miles de capitalinos quienes se manifestaban o recordaban a sus familiares que perdieron la vida en otras partes de la ciudad en los terremotos de septiembre de 2017 y en el de hace 37 años, en 1985, también ocurrido el 19 de septiembre.
Más temprano, en el Congreso de la Ciudad de México, legisladores realizaron una sesión solemne para recordar a las víctimas de ambos terremotos y guardaron un minuto de silencio en su honor.