Hace muchos años, en clase de Epistemología, nos explicaban que si no veíamos algo, entonces no podíamos asegurar que ese algo existiera. Lo mismo pasa con ciertos casos en los que lo que no es nombrado, no existe. Como ciudadanos, ciudadanas, pueden decirnos que la policía ha mejorado en cuanto a su actuar para con las mujeres, en dejar de lado la represión en las manifestaciones, la revictimización (que dicho sea de paso continúa en los Ministerios Públicos), la nula visión de los casos con perspectiva de género.
Marcela Figueroa, subsecretaria de Desarrollo Institucional de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, compartió con La Razón, un par de historias que pretenden provocar empatía en la ciudadanía y, sobre todo, hacer visible que desde su trinchera se está realizando un trabajo de conciencia sobre qué es lo que falta y cómo es que se puede acompañar a las víctimas de violencia de género no sólo al interior de la policía -que parte desde un sistema patriarcal- sino también para con la ciudadanía.
“Aléjenme de él hasta que esté bien”
Al interior de la policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, se entretejen decenas de historias, muchas de ellas de amor, pero también de violencia intrafamiliar. Hay parejas compuestas por elementos de la policía que en su momento, sufrieron -o sufren- violencia de género, manifestada en insultos, en golpes, en acosos o violaciones.
Previo a la llegada de Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, las mujeres policía no tenían un lugar al que pudieran acudir para denunciar que estaban siendo violentadas no sólo en sus espacios de trabajo, sino también en casa. “Internamente tenemos muchos casos de violencia. Por fortuna cada vez tienen más confianza las compañeras y lo que creemos es que tenemos que trabajar en lo que la víctima necesita, lo que la víctima pida. Muchas veces hemos tenido compañeras que llegan y dicen: 'yo no quiero denunciar, es una expareja, no quiero denunciar, aléjenme de él hasta que yo esté bien'. Eso es una gran satisfacción, porque confían y piden ayuda y después de que se les ayuda, que veamos cómo logran salir de ese círculo de violencia, es una gran satisfacción”.
Pero… ¿Cómo se llega a tener esa clase de acompañamiento? La subsecretaria es concisa al explicar cómo es que se ha desarrollado a la policía con perspectiva de género. “Lo que hemos hecho en los tres últimos años es especializar al personal en Atención a Víctimas. Vemos esto de atención a víctimas como eso, como una especialidad. Así como hay policías de investigación, policías que son muy buenos en ingeniería de tránsito, policías que son muy buenos en policía de proximidad, en operaciones especiales, la atención a víctimas también es eso, una especialidad. En conjunto con la Secretaría de las Mujeres, estamos a punto de concluir la tercera generación de un diplomado que se llama Actuación Policial y Atención a Víctimas con Perspectiva de Género”.
“Sácame de aquí, me acaba de querer matar”
Toda la profesionalización y el desarrollo del que habla la maestra Figueroa, se ve materializado en un par de casos que comparte con los lectores de La Razón. “Cuando te llaman, hay una violencia familiar, te hablan al 911, se despacha una patrulla y te llega la patrulla. Lo que muchas veces ocurre es que cuando llega la policía, la mujer dice ‘ya no quiero denunciar, no quiero nada, aquí no pasó nada, adiós, cierro la puerta’, o incluso ni siquiera abren la puerta. Pero eso tiene, de nuevo, muchas explicaciones: el agresor está ahí, la mujer es económicamente dependiente de él, entonces claro, denunciarlo y que lo arresten y que lo metan a la cárcel, pues también tiene hijos, se piensa quién va a ser el sustento familiar; hay una serie de complicaciones o tiene miedo o ambas cosas o todo combinado”, relata Marcela.
“Ese caso es que llega la patrulla, la mujer en efecto dice ‘no quiero nada’, pero llegan otros compañeros del sector a atender el caso de violencia familiar y la señora dice: ‘no, no quiero nada, váyase, no pasó nada’. Ahí había hablado por teléfono un menor, el niño, el hijo de la señora. Llega la compañera, especializada en atención a víctimas con perspectivas de género y la separa del agresor; la entrevista sola y la señora casi inmediatamente lo que le dice es: ‘sácame de aquí, me acaba de querer matar, es la primera vez’. Ella hace la detención de este sujeto y logra que se abra la carpeta de investigación, que es muy difícil también, con tentativa de feminicidio, de acuerdo a las declaraciones que ella da y además de los testigos que eran también sus hijos. Entonces esa visión, esa diferencia que hizo esa policía por su profesionalización, le salvó la vida a una mujer que tal vez en esa ocasión no logró matar, pero probablemente en una siguiente ocasión la lograba matar”.
Un caso más que confía Marcela a nuestros lectores es uno sobre el acompañamiento a una mujer, quien no se había dado cuenta que estaba siendo víctima de tentativa de feminicidio: “Encontramos una mujer -que había sido también víctima de violencia familiar- tirada en la calle, desnuda, y llegan los compañeros también especializados en atención a víctimas a atenderla. Ella dice: ‘mi ex marido, lo quiero denunciar’. Llegan al Ministerio Público y el Ministerio Público dice: esto es violencia familiar’. Los compañeros le hablaron hasta a la Secretaría de las Mujeres para que interviniera. Ellos decían ‘no, esto es una tentativa de feminicidio porque la había aventado del coche en movimiento. Esto es tentativa’ y no la dejaron hasta que intervino la Secretaría de las Mujeres y la Fiscalía de Feminicidios tomó el caso. Eso es gracias a la profesionalización, no es nada más de gratis, es porque los compañeros y compañeras tienen más herramientas, incluso hasta del entramado institucional, de a quién le hablo, quién nos puede ayudar, quién nos apoya con esta víctima”.
Recordemos que en noviembre del 2019 se publicó en la Gaceta Oficial el Decreto por el que se emite la Declaratoria de Alerta por Violencia contra las Mujeres en la Ciudad de México, con el fin de implementar acciones de emergencia que permitan garantizar la seguridad y los derechos de las mujeres, niñas y adolescentes que habitan o transitan en la ciudad, así como visibilizar la violencia de género y transmitir un mensaje de cero tolerancia en la CDMX, algo que está trabajando también la subdirección de Desarrollo Institucional.