En esta Semana Santa

Capitalinos abarrotan mercado de la nueva Viga

Hacen largas filas para entrar y colapsan vialidad; clientes buscan mejores precios; cuentan que es tradición ir a buscar pescado y mariscos; comerciantes aseguran que ya no se sintió efecto de pandemia

En Zinacantepec mercado ofrece pescado fresco, ayer. Foto: Cuartoscuro

Entre gritos de “¡pásele, pásele, ¿qué le damos?”, miles de capitalinos abarrotaron los estrechos pasillos del Mercado de La Viga, en la Central de Abasto de la alcaldía Iztapalapa, en busca de pescados y mariscos para llevar a sus casas en esta Cuaresma.

En la víspera del Jueves Santo, los principales accesos del mercado lucieron atiborrados de capitalinos, quienes hicieron largas filas para poder ingresar al mercado más grande de América Latina.

En los alrededores del centro de abasto, las filas de vehículos colapsaron el tránsito desde las primeras horas del día.

Ayer no cabía ni un alfiler en los pasillos de la Nueva Viga, en la Central de Abasto de Iztapalapa. ı Foto: Frida Sánchez, La Razón

Como cada año en esta época, cientos de comerciantes muestran sus mejores ofertas para vender todo tipo de productos del mar: camarones, pulpo, calamar, huachinango, salmón, trucha, almejas, jaibas y langosta.

“¿A cuánto el kilo de calamar?”, “¿es lo menos?”, se escucha constantemente a los clientes, que recorren los extensos pasillos mojados por el hielo —que se usa para mantener frescos los productos, y que para el mediodía ya se ha derretido en buena medida —, en busca de los mejores precios.

La señora Rosario, una capitalina que vive en Iztapalapa, visitó La Viga este miércoles acompañada de una de sus hermanas para comprar camarones, filetes de pescado y legumbres, para preparar la comida con la que pasarán estos días de asueto en su casa.

“Cada año venimos para acá, porque somos muchos; una familia muy grande, y como hay que comprar kilos y kilos, pues hay que buscar precios”, contó a La Razón.

Diversas especies de productos del mar se comercializan en este centro de abasto. ı Foto: Frida Sánchez, La Razón

Con dos bolsas de camarones en las manos y en medio del tumulto, la capitalina se acerca a los locales para preguntar por los precios. “Yo siempre me meto más, hasta adentro del mercado, porque ¿sabes qué? luego en la entrada le suben los precios porque es lo primerito que encuentran y mucha gente se desespera y ya no entra más”, explicó.

Entre la algarabía y el olor inconfundible a pescado, se escuchan los gritos de “¡aguas!”, “comper, comper”, de algunos comerciantes que se trasladan de un punto a otro del mercado con cajas en los hombros y diablitos en los que cargan toneladas de mercancía.

Joel Ramos viajó desde Chalco, en el Estado de México, para comprar “varios kilitos” de camarones, pulpo y mojarras. El ciudadano contó que para él ya es “una tradición” venir en esta época del año a la Viga para comprar pescado.

“¡Híjole! Como 10 años de que vengo yo con mi familia acá a Iztapalapa, a mi mamá le gustaba mucho, venir a la central a comprar, era comerciante, entonces nos traía, ya no está ella pero mira, uno sigue viniendo”, cuenta con alegría, mientras carga un par de bolsas con mariscos y espera a que la aglomeración se disuelva para poder avanzar.

Cada año venimos para acá, porque somos muchos, una familia muy grande; y como hay que comprar kilos y kilos, pues hay que buscar precios
Rosario, Compradora de pescado

Decenas de compradores avanzan de local en local, entre codazos y empujones, algunos con cubetas en mano para mantener sus compras frescas y evitar que escurra el agua, otros se llevan sus alimentos en bolsas.

Entre los comercios, destaca la venta de camarones de distintos precios, desde 150 a 300 pesos el kilo, según el tipo y tamaño; o filetes de distintos pescados. Por ejemplo, el kilo de salmón —que según los vendedores se compra mucho en esta época— cuesta en promedio 400 pesos; y el huachinango, otro pescado muy socorrido, se oferta en 160 pesos, mientras que el lomo de atún cuesta entre 200 y 250 pesos.

Para los vendedores, ésta es su mejor época. Mientras atiende a un cliente que pidió varios filetes de pescado sierra, una comerciante cuenta que este año “ya ni se sintió la pandemia”, que durante los últimos años había dejado estragos en este importante punto de comercio de la capital.

Aunque la venta de pescados y mariscos frescos son el principal motor de venta, los locales de legumbres y tiendas de abarrotes también están a reventar, lo mismo que la zona de restaurantes, en donde se observó a decenas de visitantes, algunos ya con sus compras en la mano, degustando empanadas de pescado, tacos, cocteles de camarón, entre otros platillos de temporada.