Ninguna autoridad ha intervenido

Ciclovía en GAM, un estacionamiento

Vecinos de la alcaldía y usuarios de bicicleta denunciaron que la ciclovía y las banquetas de la avenida Eduardo Molina están obstruidas por coches

Ciclovía en GAM, un estacionamiento. Foto: Especial

Vecinos de la alcaldía Gustavo A. Madero y usuarios de bicicleta denunciaron que la ciclovía y las banquetas de la avenida Eduardo Molina están obstruidas por coches de los habitantes de la zona, sin que ninguna autoridad intervenga para evitarlo.

Los ciclistas reclamaron que los pocos espacios que tienen para transitar por la metrópoli, en diversas ocasiones son obstruidos por autos o unidades de transporte público y como consecuencia, ponen en peligro sus vidas al tener que evadir los autos, salirse de la ciclovía y pasar al carril de vehículos, como ocurre con la ciclovía de Eduardo Molina.

Marcela es ciclista y utiliza esta ciclovía constantemente: “Vengo pedaleando con la seguridad de que voy por la ciclo y de repente no falta el que se estaciona en el carril, no hay más que salirse y volver a incorporarse, pero en estas avenidas es peligroso”, dijo.

Y añadió: “La otra vez estaba el del pan con su carrito vendiendo sobre la ciclovía, me salí del carril y no me fijé, y por no voltear, casi me atropella un coche”.

Los transeúntes que circulan por la zona también se ven afectados, pues además de la ciclovía, muchos automóviles son estacionados en la acera y obstruyen gran parte del espacio para peatones.

“Por más que les diga uno, les vale, tapan toda la banqueta, me tengo que bajar y estar al pendiente de que no venga nadie en la ciclovía”, compartió Georgina, vecina de la zona.

Por su parte, los dueños de los automóviles que son dejados sobre la ciclovía o sobre la acera aseguran que no tienen otra opción: “Yo no me siento bien de estacionarme así y quitarle banqueta a los peatones, qué más quisiera poder meter el auto a una cochera, pero es lo que hay”, expresó Toño.

Agregó que hasta el momento no ha tenido que pagar alguna multa, pero aún así, dice, es una situación difícil de llevar, puesto que ha intentado estacionarse en otro lado, pidiendo permiso a los vecinos afuera de su hogar, pero “un día me dejaron mi coche sin espejos y radio; desde ahí, prefiero echarle el ojo aquí enfrente”.