En el Centro Histórico

Los asaltantes hacen su agosto

Entre las miles de personas que acudieron a surtir su lista de útiles, había ladrones que utilizaban artimañas para despojar de su mercancía a quienes compraban al mayoreo

Ladrones que utilizan artimañas para despojar de su mercancía a quienes compraban útiles escolares. Foto: Cuartoscuro

Entre las miles de personas que acudieron ayer a surtir su lista de útiles en el Centro Histórico de la capital, había ladrones que utilizaban artimañas para despojar de su mercancía a quienes compraban al mayoreo.

Ricardo fue víctima de robo, aunque por fortuna los delincuentes no usaron la violencia. “Estaba en la esquina de Mesones con 20 de Noviembre esperando mi taxi, cuando pasó una anciana a la que supuestamente se le cayó su monedero, y mientras yo le ayudaba a recoger su dinero, se llevaron mi mercancía”, comentó.

El señor portaba un diablito con tres cajas de productos; en una había diccionarios, y en las otras, paquetes de colores, libretas, plumones, hojas blancas y de colores y lápices adhesivos, entre otros artículos, para surtir su papelería.

“Yo pienso que todos están coludidos, uno se descuida literalmente unos segundos y de pronto desaparece la mercancía; los rateros tienen la ventaja de perderse entre tanta gente, y además se esconden rápidamente entre tanta bodega que hay”, lamentó la víctima, al compartir con este medio su experiencia.

Con el poco dinero que le quedó, pues perdió no sólo su mercancía, sino hasta su diablito, Ricardo fue a comprar nuevamente algunos productos al mismo local de la Plaza Mesones en donde había adquirido la anterior.

Cuando el joven que atendió a Ricardo lo reconoció, le preguntó: “¿Qué pasó, don?, ¿qué se le olvidó?”, y una vez que le contó lo sucedido, al trabajador no le pareció extraño pues, comentó, es un modus operandi muy común en estas fechas.

“Hasta parece nuevo, ya sabe que aquí en temporada no hay que confiar en nadie, a ésos se les conoce como diableros y andan justamente atrás de quien viene a surtir pedidos grandes, luego son los mismos que andan vendiendo la mercancía en los locales de afuera”, dijo el joven que atendió a Ricardo.

La víctima no pudo volver a surtir su pedido como inicialmente lo había hecho, ni podrá recuperar su diablito. Apenas le alcanzó para comprar una parte: “No llevo ni la mitad de lo que había comprado, me gasté 17 mil 500 pesos que se esfumaron en menos de 15 segundos; con lo que llevo no voy a reponer lo que perdí… es una ironía que vine para poder tener una ganancia a futuro y me llevo una deuda”, lamentó.