Andy Torres, quien encabeza el Colectivo DLR que borra contenido íntimo de Internet desde hace cuatro años, afirmó que a diario reciben entre 150 y 200 denuncias por filtración ilegal de contenido sexual, de las cuales al menos una tercera parte tiene su origen en la Ciudad de México.
Por más de 10 años, el hacker ha trabajado en ciberseguridad y ahora identifica grupos masivos en redes sociales en los que se difunden packs para eliminarlos de la web a petición de las víctimas.
“En la Ciudad de México es donde hay muchos más grupos donde se comparten estos contenidos y sobre todo donde se realizan los actos porque no hay como tal un ente que esté trabajando en la eliminación ni atención en este tipo de casos, también hay mucha desinformación”, dijo a La Razón.
El joven detalló también que expone a los agresores o a quienes integran los grupos de difusión ilegal, ya que es común que comercialicen con las imágenes.
Andy Torres indicó que las búsquedas más comunes en sitios para adultos son, “madre e hija”, “madrastra”, “tía dormida”, “madre e hijo” e “hijastra”.
El hacker añadió que, pese a que estén prohibidos los videos de abusos, se encontraron formas de subirlos a la red para su comercialización, por ejemplo, grabaciones de mujeres alcoholizadas.
El representante del Colectivo DLR advirtió que las cámaras ocultas son una herramienta común para quienes forman parte de los grupos donde se publican fotos y son colocadas en lugares estratégicos como probadores de ropa, baños de gimnasios y la calle.
Andy Torres mencionó que ha percibido un aumento en la difusión de estos contenidos en los últimos cuatro años que lleva dedicándose a ciberseguridad, ya que cada que se borra un grupo de X, antes Twitter, o Telegram, que son las redes más utilizadas para este delito se abren tres o cuatro grupos más.
“Cada vez hay más usuarios en Internet y mientras eso pase también crece la cantidad de víctimas y de posibles agresores.
“Twitter, ahora X, sigue siendo la cuna de estas personas agresoras que comparten contenidos, porque al final la censura está mucho más abierta, no hay normas estrictas y para bajar ese tipo de perfiles se requiere de insistencia”, subrayó.
Andy Torres sostuvo que Facebook, Instagram y otras aplicaciones que le pertenecen a Meta son más estrictas en sus normas y bloquean contenido sin tanta dificultad, ya que no se permiten desnudos u otro tipo de actividades.
El joven consideró que 70 por ciento de los perfiles que hoy en día hay son para comercializar, ya que las plataformas les permite generar ganancia, a la par, las víctimas desconocen que pueden proceder legalmente.
“Hay muchas víctimas que no saben que se puede denunciar este tipo de actos, entonces siguen aguantando, tolerando.
“Es muy común que las exparejas sean quienes difundan las imágenes, pero no hay denuncias, porque no hay información”, dijo.
Andy Torres comentó que en la Ciudad de México los grupos son a nivel masivo y en Telegram hay alrededor de 250 mil usuarios en éstos, algunos están clasificados por colonias, empresas, escuelas, entre otras.
Explicó que en Telegram, así como en X, se deslindan del tipo del contenido que se publique en las plataformas, por lo que pasan por alto contenido irregular.
“En plataformas que comercializan con esto como OnlyFans, al menos permiten que el usuario se verifique antes de comenzar a publicar, entonces se sube una identificación, foto del rostro, datos personales y se aseguran que es el usuario sea real”, subrayó.
El hacker agregó que el rango de edad de las víctimas que más denuncian son de entre 20 y 25 años, pero muchas de ellas ya eran acosadas desde hace cinco años; además, afirmó, hay muchas víctimas ignoradas antes de que se reformara la Ley Olimpia.
Daniela, nombre ficticio a petición de la víctima, solía hacer cosplay y mantenía una relación con quien le pedía contenido íntimo que supuestamente sólo él vería, pero lo difundió en grupos de gamers y hasta comercializó con ello.
La joven dijo que tras terminar la relación, la buscó Andy Torres por redes y le explicó había encontrado sus fotos en distintos grupos que difundían pornografía.
“Me quedé helada, le agradecí y pensé que Internet olvida y en unos meses ya nadie se acordaría de esas fotos y el video”, recordó.
Daniela se enteró que las fotos circulaban en grupos de gamers; además, hacían perfiles falsos con su identidad y estafaban a los usuarios con supuestas fotos explícitas a cambio de dinero.
“Se me cerró el mundo, yo vengo de una familia que es tradicionalista, católica, pensé que si veían eso mis papás me iban a matar, yo tenía 21 y vivía con ellos. Entonces me volví a contactar con Andy y él me empieza a ayudar a borrar todo”, dijo.
A pesar de que se eliminaba el contenido íntimo, el ataque no paró, pues comenzaron a tratar de extorsionar a Daniela, buscaban a su nueva pareja y le mandaban las fotos, sufría acoso en su antiguo trabajo, donde también un sujeto difundió las fotos.
Algunos ciberdelitos relacionados con la difusión ilegal de contenido explícito es la extorsión, la violencia de género y contra la intimidad sexual, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Los datos muestran que la extorsión incrementó 332.6, mientras que la violencia de género disminuyó 58 por ciento. El año pasado la dependencia atendió 11 casos de delitos contra la intimidad sexual.
Andy Torres eliminó contenido de Daniela de redes sociales, grupos de gamers y páginas de pornografía, pero el problema se volvió masivo, pues publicaban videos y fotografías en distintos sitios haciendo creer que se trataba de Daniela.
“Subieron un video porno en el que no se veía la cara de la chica, pero a lado venían fotos mías, ya con eso pensaban que era yo y compraban los videos.
“Andy borró todo e identificó que fue mi expareja quien comenzó a difundir y también otra persona que comercializó con el contenido”, expuso la joven.
La noticia llegó a la familia de Daniela y a todos sus allegados, para ese entonces, había conversaciones falsas donde desde perfiles falsos, supuestamente la mujer cobraba por servicios sexuales; sin embargo, resaltó que el trabajo de las autoridades la hizo Andy Torres, ya que las autoridades le dieron la espalda.
“En las autoridades no confío, uno se siente vulnerable, en mi tiempo no había Ley Olimpia. Le diría a las jóvenes que se cuiden y cuidarnos entre nosotros, pues por la culpa o no querer molestar a la gente no denuncian, a veces pienso en cómo me sentí en ese momento como para que las personas no estén pagando”, externó.
Daniela aseguró que los hechos la afectaron a nivel social y laboral, pues le generó pánico tener que salir a la calle para hacer sus actividades, por lo que decidió cambiar de domicilio.
“Me acuerdo que una vez salí a comprar algo con un amigo y me tomaron fotos, me las mandaban después, me mandaron mensajes de que ya me habían visto de zorra con otro, tenía pánico y me fui a vivir a una casa que tiene mi papá y no salía nada”, comentó.