Aún se desconocen cuántas murieron, advierten

“Ese día rescataron antes la maquinaria que costureras”

La abogada María del Carmen Velázquez afirma que la zona se declaró “muerta” cuatro días después del sismo de 2017; víctima recuerda cómo fueron ignoradas sus compañeras

Peritos indagan zona donde había una fábrica de costureras, en 2017. Foto: Cuartoscuro

Hace siete años muchas mujeres murieron entre cemento, telas y maquinaria de costura en el predio ubicado en Simón Bolívar y Chimalpopoca, alcaldía Cuauhtémoc, por el sismo de magnitud 7.1. Para la abogada feminista, María del Carmen Velázquez, es “el símbolo de miles de víctimas de precarización y desigualdad”.

La legista mencionó a La Razón que aquel 19 de septiembre se priorizó el rescate de las maquinarias y herramientas que a las trabajadoras.

“Ese 19 de septiembre de 2017, maquinarias y herramientas fueron rescatadas antes que las mujeres atrapadas.

“Cuatro días después, la zona se declaró muerta: no había nadie por salvar con vida. Así se dio paso a las maquinarias para recoger los escombros; sólo sus familiares intentaban seguir la búsqueda, sus hijos que quedaron en orfandad”, aseguró la abogada.

La exdirigente de la Asociación Costureras y Costureros 19 de Septiembre, María Teresa Uribe, consideró que, a la fecha, las víctimas de los temblores de 1985 y de 2017 en la ciuadd no han sido contadas con exactitud.

La mujer coincidió con María del Carmen Velázquez en que la falta de cifras sobre el deceso de las costureras en esos dos sismos es muestra de la precariedad.

“Aún no hay censo, esto revela el caos del gremio y la misma pobreza de antes. Como si 32 años hubieran pasado en vano, los años no cambian nada para las mujeres costureras”, señaló.

Irma Sánchez Ramírez, quien era trabajadora de Línea Moda Joven, S.A. de C.V., fue una de las mujeres que quedaron sepultadas el 19 de septiembre de hace siete años y dijo que fueron las mismas trabajadoras quienes se solidarizaron con las familias de las víctimas ante el abandono institucional. Contó que la mayoría de estas mujeres trabaja sin garantías.

“Trabajamos en talleres textiles, muchos de ellos clandestinos. El día del sismo muchas de ellas quedaron sepultadas entre los escombros, más de cinco mil perdieron su empleo y con ello el derecho a una indemnización; no puedes reclamar nada, porque desde que entras no tienes nada.

Cientos de mujeres dedicadas a esta industria han muerto víctimas de la negligencia patronal, e incluso carecen de protección legal debido a su condición económica vulnerable
Amelia García<br>Socióloga

“Algunas trabajan con infecciones en vías urinarias, ya que a muchas no les permiten ir al baño, muchas madres solas. Hay un caso de una compañera que sólo era ella y su niño, ahora éste tendrá como unos 15 años, pero se quedó solo, nadie hizo nada”, señaló.

La socióloga, Amelia García, dijo a este diario que durante siglos, la costura ha sido identificada por la sociedad como una labor enteramente femenina, cuyo valor se desestima como parte del trabajo no remunerado que se realiza en la esfera privada de los hogares, o bien, se reduce únicamente a su utilidad para la industria de la moda.

La experta mencionó además que las mujeres que se dedican a este oficio también son víctimas de la negligencia laboral y la explotación.

“Cientos de mujeres dedicadas a esta industria han muerto víctimas de la negligencia patronal, e incluso carecen de protección legal debido a su condición económica vulnerable”, afirmó.

“De acuerdo con declaraciones vecinales, algunas de las costureras desempeñaban su trabajo en un sótano bajo llave, por lo que no pudieron desalojar el edificio a tiempo. Gracias al esfuerzo comunitario, se logró rescatar a 49 personas de entre los escombros”, dijo Amelia García.

La socióloga refirió que en realidad las cifras sobre los decesos reportadas por medios informativos no concuerdan, se sabe de al menos 21 mujeres costureras que murieron, entre ellas mujeres migrantes.

Gracias a los testimonios de vecinos que conocían a las víctimas, activistas calculan que en dichos talleres clandestinos laboraban alrededor de 100 costureras en condiciones inhumanas, expuso.