Capitalinos temen a la inseguridad

En 6 alcaldías, 5 de cada 10 familias no dejan a niños salir solos a la calle

Azcapotzalco y Cuajimalpa, con las cifras más altas, revela la ENSU; la investigadora Cimenna Chao alerta que falta de sitios seguros ocasionaría problemas de desarrollo

Niños juegan en unas fuentes y otros están con sus madres, en 2017.
Niños juegan en unas fuentes y otros están con sus madres, en 2017. Foto: Cuartoscuro

Por temor a la delincuencia, cinco de cada 10 habitantes de las alcaldías Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y Tlalpan no dejan que menores de edad salgan solos a la calle, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).

El informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía muestra que, en el cuarto trimestre de 2024, más de 50 por ciento de las personas encuestadas en esas demarcaciones cambió este hábito.

Cecilia, quien vive en la colonia Juan Escutia, en la alcaldía Iztapalapa, comentó a La Razón que anteriormente su hijo de 12 años insistía en salir solo a la calle a jugar, pero nunca fue opción para ella debido a la inseguridad.

Como solución, la madre inscribió al menor en un taller deportivo en un Pilares cercano a su domicilio, pero al poco después dejó de operar, por lo que le buscó otra actividad en un deportivo privado, ya que veía televisión mucho tiempo.

“No es por menospreciar, pero los niños de la colonia que andan en la calle sólo andan en bolitas quién sabe qué haciendo, incluso he visto que algunos ya andan hasta fumando marihuana y todavía ni la voz les cambia, tienen cara de niños, yo no quiero que él esté expuesto a ese tipo de cosas, o incluso delincuencia”, afirmó.

Gráfico
Gráfico ı Foto: Especial

Iván tiene una hija y compartió que cuando crezca no planea permitirle salir a la calle sola debido a la inseguridad. El hombre dijo estar consciente de que probablemente la medida le cause disgustos con la menor, pero espera que en algún momento lo entienda.

De acuerdo con los datos de la ENSU, las alcaldías que desde el segundo trimestre del año pasado se mantuvieron con una cifra alta son Azcapotzalco, Iztapalapa y Álvaro Obregón.

En comparación con el primer trimestre, en el cuarto trimestre de 2024, en promedio, disminuyó el cambio de hábito de los habitantes de toda la Ciudad de México, al pasar de 45 a 42.7 por ciento; no obstante, las alcaldías donde al menos 50 por ciento de su población ya no permite a los menores salir de casa cambió de cinco a seis.

María de los Ángeles consideró que la calle alberga muchos peligros y que hoy en día no se puede confiar en la ciudadanía; por ello, cuando su hija desea jugar en la calle siempre hay un adulto que supervise a los niños.

“Antes podían jugar con sus amiguitos, estar seguros más que nada, pero ahorita ya no sabemos. Las canicas, el avión y todos esos juegos ya no se practican, puro celular ahora, puros juegos de esos de consola y yo digo que era más bonito antes que ahora, la tecnología acaba con los juegos”, mencionó.

La directora general de Planeación Estratégica e Innovación de la Universidad Iberoamericana, Cimenna Chao Rebolledo, comentó que las infancias y jóvenes no cuentan con espacios exteriores de convivencia, lo que provoca que los padres de familia no tengan confianza para permitir a los menores de edad salir a las calles por temor a la inseguridad; sin embargo, esto podría traer consecuencias para su desarrollo.

En entrevista, la doctora en psicología educativa explicó que las niñas y los niños requieren de convivencia para no tener afectaciones, principalmente en el desarrollo motriz grueso, así como en el orden cognitivo.

“Hay investigaciones muy claras al respecto en el ámbito de la psicología y las neurociencias que dicen que los niños y niñas que no cuentan con espacios suficientes o que pasan menos tiempo en esta posibilidad motriz al exterior, son niños más inquietos, pierden más fácil la atención”, dijo.

Además, Chao Rebolledo expresó que también hay consecuencias a nivel emocional y en la interacción con otras personas; además, resaltó que cuando no se convive, se opta por el entretenimiento con dispositivos móviles o de tecnología.

La investigadora de la Ibero mencionó que a pesar de que la tecnología es muy avanzada hoy en día suele haber juegos interactivos, ningún dispositivo puede suplir los beneficios emocionales, físicos, de desarrollo, sociales, intelectuales o cognitivos, a diferencia de poder interactuar personalmente y al exterior.

“En la medida en la que vamos percibiendo que el espacio exterior, la calle, los parques, incluso los centros comerciales se perciben como peligrosos o inseguros, entonces limitamos las actividades al exterior y esas limitaciones van privando a las personas de estos otros beneficios que contribuyen al desarrollo”, indicó.

Chao Rebolledo compartió que la percepción de inseguridad es más aguda en las mujeres, principalmente en contextos sociodemográficos de menor ingreso, donde se reportan mayores niveles de percepción de inseguridad.

Por lo anterior, la académica sugirió que las autoridades deben planear cómo garantizar espacios públicos seguros para no afectar al desarrollo y no caer en sedentarismo o el uso excesivo de redes sociales; además, resaltó que se han percibido cambios generacionales.

“Una de las cuestiones que podemos observar entre generaciones es el aumento de obesidad infantil que tenemos hoy en día comparado con otras épocas y eso se vincula con hábitos alimenticios, pero también ligado a un sedentarismo relacionado al uso de horas frente a pantalla; es decir, la actividad física ha pasado a un segundo plano en las generaciones presentes”, opinó.

La especialista expuso que también ha habido aumento en la falta de atención y concentración en el ámbito escolar, así como la presencia del incremento de trastornos de salud mental, que se vincula con el uso de dispositivos digitales.

Chao Rebolledo recomendó a los padres de familia, cuidadores, así como a las autoridades escolares a promover espacios adecuados, así como la actividad física en los menores de edad y la interacción cara a cara con otras personas.