Abren libro-memorial y colocan ofrenda floral

Un año después, víctimas de L-12 regresan a la zona cero

Javier aún tiene pesadillas recurrentes, dolor en el pecho y temor cada vez que tiene que abordar el Metro; Marisol perdió a su hijo de 12 años de edad; ahora pide que sea demolida toda la Línea Dorada

Agraviados por la tragedia y familiares acudieron a la zona del accidente, ayer.
Agraviados por la tragedia y familiares acudieron a la zona del accidente, ayer. Foto: Cuartoscuro

Un año no ha sido suficiente para mermar las secuelas físicas y psicológicas que aún padece Javier Aguilar Vázquez, quien iba a bordo del convoy de la Línea 12 que se desplomó la noche del 3 de mayo del 2021 cerca de la estación Olivos.

Tampoco lo ha sido para curar el dolor de las víctimas y familiares que este martes regresaron a la zona cero del desastre para llevar flores, rezar una oración y presentar un memorial escrito en honor a los 26 que no salieron con vida y los más de 100 que resultaron lesionados.

Javier, uno de los doce afectados que aún no acepta un acuerdo reparatorio, contó a La Razón cómo cambió su vida tras el derrumbe, que entre otras cosas le dejó un dolor casi permanente en el pecho que le impide cargar cosas pesadas o hacer esfuerzos bruscos. Además, padece de pesadillas recurrentes y siente temor cada vez que se vuelve a enfrentar a las instalaciones del Metro, medio de transporte que debe usar en su día a día para ir al trabajo.

“Luego tengo pesadillas, sueño con ese día y, cuando me subo al Metro otra vez, me vuelvo a poner mal, empiezo a sudar un buen, o cuando voy en un carro, es como empezar de cero; a veces trato de calmarlo o cierro mis ojos”, explicó.

Aunque hace tiempo fue dado de alta del Hospital General de Xoco tras el colapso, él todavía no puede creer que haya salido con vida y pueda contar su historia.

Después de todo lo que pasó, todavía yo como que no me la creo, porque me pongo a pensar… y si me hubiera muerto, si hubiera quedado inválido o sin una mano, sin un pie
Javier Vázquez Aguilar, Víctima de la tragedia

“Después de todo lo que pasó, todavía yo como que no me la creo, porque me pongo a pensar… y si me hubiera muerto, si hubiera quedado inválido o sin una mano, sin un pie (...) En el vagón en el que yo iba había una mano (cercenada) y pues doy gracias a Dios que salí completo”, recordó.

Ahora, un año después, él sólo busca que se haga justicia, al igual que familiares y amigos de otro puñado de víctimas que ayer visitaron el tramo entre las estaciones Olivos y Tezonco, que ahora se encuentra en obra negra.

Minutos después de las 10:00 horas, familiares y vecinos se reunieron junto a la cruz de madera que vecinos de Iztapalapa colocaron hace unos meses sobre avenida Tláhuac, en donde colocaron cuatro cruces conformadas por flores blancas y rosas rojas.

Tras leer una oración y guardar un minuto de silencio, el abogado Teófilo Benítez indicó que se realizará una consulta para que sean los afectados quienes elijan qué tipo de memorial se colocará de forma permanente en el lugar, el cual puede ser un monumento o una pequeña capilla. “Esperamos que la autoridad de Tláhuac nos facilite los permisos para que en el lapso de este mes”, dijo.

En tanto, a las víctimas presentes y familiares se les entregó un pequeño libro-memorial para que escriban sus anécdotas y recuerdos.

En el lugar, las víctimas, muchas de las cuales no pudieron contener el llanto, exigieron justicia a las autoridades.

Marisol, quien perdió a su hijo Brandon, de 12 años, pidió demoler toda la Línea Dorada. Adriana, una mujer de la tercera edad, lamentó no poder volver a su trabajo a causa de las lesiones que le impiden caminar adecuadamente.

  • El dato: Hasta el momento, el 90 por ciento de las víctimas ha aceptado un acuerdo reparatorio que evita la acción penal en contra de los señalados por la Fiscalía capitalina como responsables.