Celebración de Día de Muertos

La cartonería para las catrinas y diablitos, un arte para el mundo

El artesano Irving Mondragón destaca la importancia de la técnica para mostrar el genio popular mexicano; exhibirá calavera de 3.5 metros de altura en el Claustro de Sor Juana; gusto por alebrijes lo llevó a hacer sus creaciones

Irving Mondragón durante los preparativos del montaje de una catrina monumental, el miércoles.
Irving Mondragón durante los preparativos del montaje de una catrina monumental, el miércoles. Foto: Eduardo Cabrera, La Razón

Irving Mondragón, artesano de la Ciudad de México, quien se dedica a hacer desde alebrijes, hasta catrinas, catrines, y otras calacas desde hace 20 años por medio de la cartonería, técnica que, afirmó, en México es posible encontrar en mercados, pero en otros países está en museos. Ahora prepara el altar de Día de Muertos del Claustro de Sor Juana.

El artesano explicó que el homenaje de este año será para Dolores del Río, específicamente de la escena de la película María Candelaria, por lo que se empezaron con cuatro meses de anticipación, ya que el equipo de 20 personas sólo se podía reunir algunos días a la semana.

“Todo el altar está hecho prácticamente de una manera tradicional, todo es a mano, el detalle de las flores se hizo una por una, el esqueleto monumental fue con una técnica tradicional con una estructura de carrizo, que ya no se utiliza tanto en la ciudad, y la técnica de papel y engrudo”, explicó a La Razón.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, la cartonería es una técnica de arte popular mexicana en la que se usa papel periódico, papel kraft o cartón con engrudo para crear figuras de cualquier tipo, desde calaveras y diablitos, hasta flores, alebrijes y cualquier idea del artista.

En el auditorio del lugar, rodeado de todas las piezas del altar, Irving Mondragón expuso que la pieza más grande del altar, que será María Candelaria, mide 3.5 metros de altura, ya montada, y se tardaron dos meses en realizarla.

Detalló que el carrizo es una caña de bambú que se manejaba en los años 40; además, resaltó que el valor agregado para la obra es que está hecha por chicos que no se dedican a la cartonería.

El artista destacó que la parte más tardada del proceso es el secado de las piezas, pero una vez que culmina, se comienza a pintar la obra.

“Este carrizo es una caña, es parte del bambú, se manejaba en los años cuarenta y se debe ir tejiendo, se hacen mallas que es donde va el vestido, brazos, cabeza, entonces cuando ves toda esta estructura sin el papel, es una malla de puros palitos, después pasamos al proceso del empapelado, que es con periódico y engrudo”, subrayó.

Irving Mondragón compartió que en noviembre de este año cumple 20 años que ejerce el oficio de la cartonería, pues comenzó a raíz de su gusto por los alebrijes, por ello los compraba y coleccionaba hasta que se quedó sin espacio para almacenarlos y los regalaba.

Calaveras de cartón de la ofrenda del Claustro de Sor Juana.
Calaveras de cartón de la ofrenda del Claustro de Sor Juana.

“Un día una persona me dijo que por qué no en vez de comprar y regalarlos los hacía y me llamó la atención, entonces tome un par de cursos en centros culturales de la colonia o de parques, tuve la fortuna de tener un muy buen maestro, Antonio, me supo guiar muy bien y dejé todo por vivir del arte”, abundó.

El artesano tiene varios reconocimientos a nivel nacional e internacional, entre ellos, el primero y segundo lugar obtenidos en el Desfile de Alebrijes Monumentales. También ganó competiciones para viajar al extranjero e impartir el curso de cartonería y presentar sus piezas.

Por su trayectoria, Irving Mondragón conoce distintos países como China, donde acudió a festivales de artesanías, así como en Francia. En los últimos cuatro años trabajó en la Embajada de México en Varsovia para hacer sus altares de Día de Muertos o en talleres de piñatas en diciembre con infancias polacas, aunado al trabajo que hace en la galería de la embajada.

“La técnica de la cartonería se volvió un representante de la artesanía popular mexicana, los alebrijes ahora son internacionalmente reconocidos y no se diga la fiesta de muertos. Es un valor superimportante y que uno sea representante de estas tradiciones pudiéndolo llevar a otros lados para que la gente conozca más este tipo de trabajos es muy importante.

“Es muy valorado este trabajo en el extranjero, esta parte fantástica de que este tipo de materiales no están diseñados para hacer arte puedan convertirse en eso. Me tocó trabajar en el Museo Etnográfico de Varsovia y ahí tienen una sala de México y la visita gente de todos lados, porque se les hace impresionante. Para nosotros es muy común hasta encontrarlas (las piezas) en el mercado, pero en otros países está hasta en museos”, afirmó.

A pesar de que Irving Mondragón trabaja con técnicas tradicionales, él se acopla a nuevos materiales para favorecer a la elaboración de las piezas. Explicó que los alebrijes que se exponen hoy en día sobre Paseo de la Reforma tienen una técnica distinta, por lo que algunos no resistieron a las lluvias.

El joven contó que hay barnices que protegen a las piezas de la lluvia, es decir, son aptos para espacios exteriores, ya que a las piezas que se conservan en interiores utilizan un barniz distinto; sin embargo, hay quienes utilizan baba de nopal para proteger sus obras, pero no es muy efectivo.

Añadió que, si se da un trato adecuado a las piezas exteriores, pueden durar hasta tres o cuatro años expuestas.

Para estas fechas de Día de Muertos, las calaveras, diablitos y alebrijes hechos con cartonería son una pieza clave para los festejos, pues son muestra del arte popular de México.