Aunque el despliegue estaba previsto para las 14:00 horas, desde casi una hora antes comenzó el flujo de elementos de la Guardia Nacional a un ritmo de entre tres o cuatro por cada estación del Metro.
En Constitución de 1917 en la Línea 8, se vio a decenas, provenientes del cuartel ubicado sobre el Periférico, en la alcaldía Iztapalapa, abordar trenes para dirigirse a donde habían sido destinados.
En la estación Bellas Artes se apostaron en principio dos, uno en cada dirección, pero pronto llegaron más. Algunos permanecieron de pie otros hicieron recorridos a lo largo del andén.
La gente observaba entre asombrada y desconcertada a esos elementos —hombres y mujeres— uniformados impecablemente con camisola de manga corta gris y pantalón negro y con un tolete como única arma.
“Qué estarán vigilando”, se escuchó a un hombre decirle a otro, tras acercarse a uno de los miembros de la Guardia Nacional, que aguantaba estoicamente las miradas.
Para otros usuarios los nuevos vigilantes pasaron inadvertidos y también hubo quien se acercó a hacerles preguntas.
Así transcurrió el primer día de labores de los más de seis mil elementos de la corporación federal, integrada fundamentalmente por militares, que fueron desplegados para la vigilancia del Metro.
Su principal función será “contribuir a reforzar la seguridad”, señaló el Sistema de Transporte Colectivo en un comunicado, en el que también confirmó que los guardias nacionales no portarán armas de fuego.
El organismo aclaró que la llegada de la GN no implicará la salida de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) y de la Auxiliar de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), sino que “reforzarán las acciones de seguridad” que ya realizan estos elementos.
Por separado, la SSC indicó que los cinco mil 853 elementos de las policías complementarias de la capital trabajarán “en coordinación” con la GN.