Ríos de fe fluyen hacia el templo mariano

Colman la Basílica 3.1 millones de fieles

Acuden familias enteras, caravanas de ciclistas, motociclistas y corredores desde diferentes estados para rendir culto a la Guadalupana; agradecen milagros

Los feligreses llegaron cargados de imágenes y flores al recinto religioso, ayer.
Los feligreses llegaron cargados de imágenes y flores al recinto religioso, ayer. Fotos: Frida Sánchez | La Razón

La fiesta y el fervor religioso expresado de manera masiva regresaron ayer a la Basílica de Guadalupe, al pie del cerro del Tepeyac, donde cerca de tres millones de peregrinos se reunieron para celebrar el 491 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe y entonar, en un monumental coro y en punto de la medianoche, las tradicionales mañanitas.

Ya sin las restricciones de los dos últimos dos años debido a la pandemia de Covid-19, familias enteras provenientes de distintos estados acudieron en caravanas o por su cuenta al templo católico más visitado del mundo y crearon esa gran masa humana, que a las 15:00 horas el secretario de Gobierno, Martí Batres, calculó en dos milllones y medio de personas, que llegaron entre viernes y domingo.

Ya por la noche, el mismo funcionario dijo que al final de la jornada la cifra rebasó los tres millones 100 mil feligreses.

Desde muy temprano fue posible observar esos interminables ríos de fe que confluían en la Basílica de Guadalupe.

Los cientos de miles de peregrinos de todas las edades, algunos en camionetas descubiertas, otros en bicicleta, otros en moto y muchos a pie, portaban imágenes y arreglos florales que fueron a entregar a la virgen para festejar su cumpleaños y de paso agradecerle por un año más de vida, o pedirle uno que otro milagrito.

La llegada masiva de peregrinos a la capital ocasionó obstrucción vial y tránsito lento en las principales vías de acceso, como la carretera México-Puebla o la México-Veracruz, en la zona oriente.

Familias completas arribaron desde temprano para celebrar el 491 aniversario de la aparición de la Virgen.
Familias completas arribaron desde temprano para celebrar el 491 aniversario de la aparición de la Virgen.

La lentitud del tránsito se extendió hacia arterias importantes de la ciudad, como la calzada Ignacio Zaragoza o el Circuito Interior, a partir de Hangares.

Pero también llegaron feligreses por el norte, el sur y el poniente, lo que generó perturbaciones a la vialidad en calzada de Tlalpan, el Viaducto y la avenida Insurgentes Norte, así como en algunas calles secundarias aledañas.

Con lágrimas en los ojos, rezando e implorando, hubo quienes llegaron al templo de rodillas, algunos portando en la espalda imágenes de la virgen. Otros, en grupos, entraban al recinto entonando Las mañanitas y lanzando porras.

Miguel Ángel Rubio vino desde Guadalajara, Jalisco, para pedirle a la virgen por el bienestar de su familia, que le dé un trabajo y que ayude a sanar a su madre, quien cada año venía a visitarla para agradecerle por su vida.

“Vengo a agradecerle, a darle las gracias y a pedirle por mi mamita, que ella es muy devota, y que este año ya no pudo venir a verla”, contó al borde del llanto.

Los peregrinos comenzaron a llegar a la Basílica desde el pasado viernes; sin embargo, la mayor afluencia se dio a partir del sábado por la noche y la madrugada de ayer.

A doña Guadalupe, de 83 años de edad, su familia “le hizo favor de acompañarla” desde el estado de Puebla, para venir a darle las gracias a la virgencita, “por todas sus bondades; yo le tengo mucha fe, ella es muy milagrosa, es muy milagrosa mi virgencita”, dijo.

Vengo a agradecerle, a darle las gracias y a pedirle por mi mamita, que ella es muy devota, y que este año ya no pudo venir a verla
Miguel Ángel Rubio<br>Peregrino guadalupano

Junto a sus hijos y nietos, la mujer llegó al templo cerca del mediodía de este domingo, después de no haber venido en los últimos tres años, debido a situaciones familiares y por las restricciones de la pandemia, contó a La Razón.

Durante este domingo, miles entraron y salieron de la Basílica antes de las 16:00 —hora de la última misa que se ofreció— para ver unos minutos la imagen de la virgen, tomarle una fotografía y dejarle flores y regalos.

Los tumultos para ingresar al templo no impidieron que cientos de personas de todas las edades, incluidos pequeños y adultos mayores, la mayoría ya sin cubrebocas ingresaran a cumplir con el cometido de la celebración, con la que oficialmente se inaugura, decían varios, “el maratón Guadalupe-Reyes”.

En el atrio cientos de peregrinos se dieron un descanso en el pavimento caliente, sin importarles los rayos de sol, para reponerse del duro viaje que a algunos les toma varios días. Muchos se recostaron en cobijas o en casas de campaña y la mayoría sin miedo a un contagio de Covid-19 o a cualquier enfermedad respiratoria.

Peregrinos consultados por este medio aseguraron que su fe es más grande que el temor a los contagios.

Tampoco sintieron miedo, dijeron, cuando a las 8:30 se activó la Alerta Sísmica, algo que con lo que la mayoría no está familiarizado. Al escucharla todo mundo detuvo su marcha. Luego, las procesiones continuaron.

El trayecto no estuvo exento de incidentes, pues hubo algunas personas desmayadas, que fueron atendidas por paramédicos.

Pero en los alrededores del templo todo todo el día se vivió un ambiente festivo, entre vendedores que ofrecían veladoras, pulseras, flores o imágenes de la virgen.

De acuerdo con el alcalde de Gustavo A. Madero, Francisco Chíguil,la peregrinación más grande de América Latina regresó al “100 por ciento”, tras los dos años en que hubo restricciones para celebrar a la virgen que mora en las faldas del cerro del Tepeyac.