10 de mayo

Día de las Madres. En Garibaldi, entonan “Amor Eterno”

Instrumentos en mano, los músicos negociaban el precio por sus servicios; comederos del Centro, a reventar

Entre mariachis y norteños, decenas de familias acudieron a la Plaza Garibaldi para festejar a las madres este 10 de mayo.
Entre mariachis y norteños, decenas de familias acudieron a la Plaza Garibaldi para festejar a las madres este 10 de mayo. Foto: Cuartoscuro

El fervor con motivo de la celebración del Día de las Madres regresó al centro de la Ciudad de México, en donde cientos de familias abarrotaron centros comerciales, restaurantes y plazas públicas para celebrar a sus madres.

Al ritmo de “Amor Eterno”, “Las Mañanitas” y “Señora”, decenas de madres capitalinas celebraron el 10 de mayo en la Plaza Garibaldi, uno de los lugares más concurridos en esta fecha.

Como es costumbre en un día como el de ayer, desde la mañana se vio a integrantes de mariachis con sus instrumentos y trajes típicos, ofreciendo sus servicios.

Dependiendo de la distancia, algunos grupos se ofrecían por hasta tres mil 500 pesos la hora, para llevar música a las madres hasta sus hogares.

Además de celebrar a las “reinas del hogar” con mariachi, hubo quienes aprovecharon el día para llevarlas a desayunar o a comer en alguno de los locales del Mercado de San Camilito, a un costado de la Plaza Garibaldi.

“Nos venimos por una pancita, bien sabrosa”, contó un comensal a este medio, quien solicitó a un grupo de mariachi acercarse a la mesa donde estaban comiendo para que su madre pudiera disfrutar de la música ranchera.

Aunque por la mañana la mayoría de las mesas lucían vacías, para el mediodía decenas de comensales entraban y salían para degustar platillos tradicionales de la gastronomía mexicana, como tamales, birria o tacos, junto a sus madres.

Apenas un día después de que el gobierno local anunció el fin de la emergencia sanitaria por el Covid-19, los tumultos y largas filas volvieron a la capital del país como antes de la contingencia.

En plazas comerciales, así como en restaurantes y fondas del primer cuadro de la ciudad, las largas filas y la espera de hasta dos horas no evitaron a los capitalinos disfrutar de la fecha especial, que para algunos afortunados fue de asueto en sus trabajos, con el único fin de festejar a sus progenitoras.