Contener la estructura requiere un gasto multimillonario, señala

Geólogo aconseja desalojar las laderas del Chiquihuite

Aunque se pongan anclas o muros, los deslaves continuarán, alerta Alejandro Salazar; dice que la situación responde a condiciones geológico-sociales, producto de las invasiones

Las laderas oriente y poniente corren riesgo, según el experto.
Las laderas oriente y poniente corren riesgo, según el experto. Foto: Cuartoscuro

El problema en el cerro del Chiquihuite será latente y permanente hasta que “se haya movido, literalmente, a las personas de ahí, porque el fenómeno va a seguir pasando; aunque se pongan anclas, aunque se pongan muros de contención, el fenómeno posiblemente se repita”, estimó Alejandro Salazar Méndez, geólogo por el Instituto Politécnico Nacional y experto en el tema.

Si bien en la parte oriental no había ocurrido una tragedia como la de la semana antepasada, desde mediados de los 90 se detectaron problemas de fallas y fisuras en todas las colonias alrededor del cerro en el occidente, señaló.

En entrevista con La Razón, el especialista expuso que, en la parte conocida como La Presa, que abarca la colonia Lázaro Cárdenas —donde ocurrió el desprendimiento de rocas el 10 de septiembre pasado—, no habían ocurrido eventos tan fuertes, pero la parte del otro lado del cerro, en la alcaldía Gustavo A. Madero, desde 1998 tenía problemas y precisamente en esas áreas se hizo infraestructura para detener un poco el nivel de riesgo.

Aunque después del deslizamiento de piedras las autoridades han actuado de acuerdo con la normatividad en la materia, dijo, el problema seguirá latente y empeorará con las lluvias, fenómenos que también se presentan en toda la Sierra de Guadalupe, aunque en menor escala.

Sostuvo que lo ocurrido es una conjunción de las condiciones geológicas y sociales, producto de las invasiones en las sierras.

“Después del terremoto del 85, la gente, buscando irse a lugares más tranquilos, se fue a la sierra. Mucha de la explosión (demográfica) que se ha vivido en forma desmedida fue después de 1985; entonces, mucha gente ya no quiso vivir en el centro, por el riesgo de los sismos. Y, ¿dónde se fueron? A las sierras, que ahora tienen otro problema, que es esto de los deslizamientos”, comentó.

El peor escenario para el área afectada del municipio de Tlalnepantla es que cayera un bloque de piedra mucho más grande; ya no se hablaría de 10 casas afectadas, sino de 50, con un macrodeslizamiento que afectaría a la colonia Lázaro Cárdenas, del lado de Tlalnepantla, y de la Ciudad de México en La Pastora, La Brecha y Tlalpexco.

“Todo pintaba para que incluso fuera un daño mayor a lo ocurrido, porque se ha avisado recurrentemente de lo que ocurre; hay tesis, artículos y metodologías sobre las cuestiones sobre esta sierra. No se ha movido (la ladera) en los últimos años; se pensó que el fenómeno estaba detenido, pero no es cierto”, agregó.

Cuestionado sobre cómo debería ser la solución técnica a los problemas geológicos del terreno, en un escenario donde sea imposible retirar a los habitantes, expuso que habría que volar las rocas que ya están a punto de caer, realizar sistemas de contención a las rocas más estables y hacer recubrimientos de concreto, así como sistemas de anclas.

“Ya serían aspectos casi mineros de obra civil, porque la cuestión es que la estructura es tan grande y que el cerro completo tiene problemas, del lado occidente y oriente, que para detener la estructura sería una obra multimillonaria, para detener el movimiento”, consideró el especialista, quien además es vecino de esa región.