La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) informó que cuatro mujeres y dos hombres fueron detenidos por su probable responsabilidad en la muerte del empresario Íñigo Arenas, quien falleció el pasado domingo dentro de las instalaciones del bar Black Royce, en Naucalpan, en donde trabajaban los involucrados.
De acuerdo con la Fiscalía, la víctima ingresó al establecimiento y lo dirigieron a un área de la planta baja, donde estuvo acompañada por cuatro empleadas: Aritzi Abril “N”, Ana Karen “N”, Cecilia “N” y Ana Karen “N”, quienes ordenaron diversas bebidas y aparentemente le suministraron sustancias diversas.
A las 04:59 horas las mujeres, el empresario, el capitán de meseros, Eduardo “N”, y otra persona, se trasladaron a la zona VIP del lugar, en donde le dieron cuatro botellas con un valor de diez mil pesos cada una, que después cobró una cajera con cargo a la tarjeta bancaria del empresario.
“Transcurridos 40 minutos, una de las mujeres dijo al encargado de seguridad, identificado como Carlos Daniel “N”, que la víctima ‘se siente mal y se puso morado’, por lo que, al notificar esta circunstancia, personal del establecimiento le practica RCP (reanimación cardio-pulmonar)”, detalló en un comunicado.
De acuerdo con testigos, ante el agravamiento de la salud de la víctima llamaron a los servicios de auxilio y lo trasladaron junto a la salida de emergencia, en donde más tarde fue encontrado sin vida.
La FGJEM indicó que durante la indagatoria y mapeos realizados, encontraron que el teléfono de la víctima fue apagado a las 05:09 horas y luego fue encendido a las 06:41 del mismo día, pero en Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa, y su última actividad fue a las 11:37 horas.
La Fiscalía informó que, resultado de la necrópsia, la causa de la muerte del empresario “fue asfixia mecánica por sofocación inducida, en su modalidad de oclusión de vías respiratorias por contenido gástrico, con presencia de alcohol y de sustancias químicas de naturaleza controlada, que limitaron su conciencia, funciones motoras y que, en grado de probabilidad, habría propiciado su deceso”.
Como consecuencia, se realizó un cateo en el lugar, donde se localizaron pastillas y sobres con clorhidrato de cocaína y recipientes para aplicación de gotas, cuyo contenido está siendo analizado.
Como consecuencia, el Ministerio Público concluyó que en el Black Royce se cometió el delito de homicidio en agravio de Íñigo Arenas, por lo que los empleados fueron puestos a disposición de un juez de control del Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tlalnepantla.
El organismo se comprometió a agotar todas las hipótesis del caso, incluyendo la atención a diversas denuncias recabadas en redes sociales, que señalan la posible comisión de otros ilícitos en el local.