Acumulan 151 locales suspendidos

Iztapalapa, GAM y V. Carranza con más purificadoras insalubres cerradas

La Secretaría de Salud informa que en lo que va del Gobierno local inhabilitó a 331 establecimientos en toda la ciudad; Sonia y Diana narran malas experiencias con estos negocios

Verificadora supervisa un local.
Verificadora supervisa un local. Foto: Especial

Las alcaldías Iztapalapa, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero concentran 151 de las 331 purificadoras de agua suspendidas por insalubres durante la actual administración, de acuerdo con la Secretaría de Salud (Sedesa).

Datos de la dependencia capitalina revelan que la alcaldía Iztapalapa es la que más establecimientos sancionados tuvo con 64, seguida de Venustiano Carranza con 49 y Gustavo A. Madero con 38.

Las tres alcaldías, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de 2014, tenían 344, 56 y 98 comercios de este tipo.

De acuerdo con la autoridad sanitaria, las purificadoras de agua suspendidas en el actual Gobierno fueron resultado de la revisión de mil 11 establecimientos.

Los principales motivos por los cuales la Sedesa cerró los 331 locales fueron por falta de limpieza general en sus instalaciones, garrafones sucios o mal lavados o que el área de llenado no estaba aislada de las demás zonas.

También identificó la ausencia de control de plagas, lo cual provocó la presencia de fauna nociva en los locales; además, algunas purificadoras no comprobaron que llevan a cabo análisis del líquido con laboratorios autorizados.

“Hay deficiencias en filtros y dispositivos de purificación, además, el personal que atiende no cuenta con capacitación en buenas prácticas de higiene”, indicó la Sedesa.

Sonia, quien vive en la colonia Moctezuma Segunda Sección, de la alcaldía Venustiano Carranza, compartió que hace un par de meses optó por comprar un purificador de agua, ya que percibió que en las purificadoras cercanas a su domicilio no había higiene suficiente.

“Yo tengo un tema con la limpieza, sobre todo, si se trata de algo que es de consumo humano como es el agua.

Gráfico
Gráfico

“Me percaté que en la purificadora de Oriente 172 no había las condiciones de higiene básicas, incluso en una ocasión llevé el garrafón con un poco de polvo en su interior sin darme cuenta y cuando estaba en casa vi que el agua estaba sucia.

“No sé si se saltaron (los empleados) el proceso de lavado, pero yo no me tomé ese líquido”, comentó a La Razón.

El precio por limpiar y rellenar un garrafón en una purificadora oscila entre 15 y 18 pesos, mientras que en las que son autoservicio, entre 10 y 16 pesos.

De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-201-SSA1-2015, las personas encargadas de distribuir agua deben cumplir con que el área de llenado debe estar completamente aislada a las demás áreas y durante la operación, los accesos de recepción y salida deben mantenerse cerrados o protegidos, de manera que se evite la contaminación del garrafón.

“Al paro de operaciones, el agua no debe permanecer en reposo en las tuberías, en caso de no haber un sistema que permita su desalojo, deben existir los procedimientos y sistemas para garantizar que el agua que permaneció en las tuberías regrese al principio del proceso donde se le someta a las operaciones necesarias que garanticen su inocuidad”, especifica la Norma.

Aunado a lo anterior, las purificadoras deben tener letreros visibles que señalen el riesgo que representa para la salud el llenado de envases sucios o que hayan contenido sustancias tóxicas y su manejo inadecuado.

Sonia mencionó que fue clienta del establecimiento desde su inauguración hace un par de años hasta que se dio cuenta que en algunas ocasiones reciclaban las tapas.

La vecina relató que desde ese momento acudió a otros establecimientos y aunque no notó nada extraño en la higiene se percató de que el sabor del líquido era extraño.

“Aunque uno vea que aparentemente los establecimientos están limpios, no hay certeza de que sus instrumentos o instalaciones estén en buenas condiciones, es como en los restaurantes, te pueden presentar un platillo gourmet, pero no conoces la cocina, entonces mejor hacerlo por su cuenta”, dijo.

Ante la desconfianza, la mujer buscó otras opciones para consumir agua potable y uno de sus familiares le propuso comprar un purificador, el cual le costó alrededor de dos mil pesos.

Los datos de la Sedesa indican que la única alcaldía en donde no clausuró ningún local fue Cuajimalpa, pero en Cuauhtémoc hubo 35; en Iztacalco, 30; en Tláhuac, 20; en Benito Juárez, 18; en Coyoacán, 16; en Azcapotzalco, 14; en Xochimilco, 16, y en Álvaro Obregón, 11.

En Tlalpan se registraron 10 purificadoras insalubres, ocho en Miguel Hidalgo, cuatro en Milpa Alta y una en Magdalena Contreras.

En mayo de 2020, la académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Delia Montero Contreras, informó en su conferencia “Agua embotellada y el Covid-19”, mencionó que estudios habían revelado el mal estado del agua en las purificadoras.

“Las purificadoras no dan el mejor servicio del agua, han salido coliformes (bacterias), muchas cosas.

“Por el precio que venden el garrafón (...), sobre todo quienes lo dan más barato, es difícil que con esos precios puedan atender un local, cambiar filtros dos veces al año, pagar impuestos, pagar al chalán que lleva el agua, pagar a quien está en el negocio, etcétera”, dijo.

El estudio “calidad bacteriológica de agua embotellada obtenida de pequeñas plantas purificadoras de la Ciudad de México: incidencia e identificación de posibles especies de micobacterias patógenas no tuberculosas”, de 2019, reveló que de 111 muestras de líquido 100 por ciento dio positivo para un grupo de bacterias y 46 incumplieron con normas mexicanas.

El análisis reveló también que 69 muestras dieron positivo a coliformes totales; es decir, a bacterias que se alojan en los intestinos de los humanos, y 23 más, a coliformes fecales, bacterias provenientes de las heces de animales.

Diana Rivera, vecina de Iztapalapa, mencionó que anteriormente compraba agua de una purificadora, pero dejó de hacerlo hasta que en un garrafón notó que en el agua había objetos extraños.

“Antes sí comprábamos de un local y no tuvimos ningún problema hasta que un garrafón nos empezó a salir como basura, plástico o papel flotando. De ahí ya no nos dio confianza y decidimos comprar garrafón de Bonafont”, mencionó.