J aime Morales es un artesano apasionado por lo que hace desde poco más de una década. Cada año se prepara, desde el mes de enero, para elaborar calaveras y otras figuras de papel maché alusivas al Día de Muertos, que se celebra en noviembre.
Heredó el oficio de sus padres y hoy, junto con su hija y su esposa, él continúa con esta tradición, no obstante la competencia que enfrenta esta actividad por la proliferación de artículos de plástico o de papel sencillo, que los hace más económicos.
En el taller ubicado sobre Congreso de la Unión y avenida Morelos, en las inmediaciones del Mercado de Jamaica, la jornada laboral de la familia Morales comienza desde las 7:00 de la mañana y no hay un horario de salida.
Durante una visita al taller que realizó La Razón, los artesanos explicaron que debido a los detalles, la elaboración de cada pieza puede tardar de dos días y hasta tres meses, aunque han llegado a tener pedidos que se llevan seis meses de trabajo.
Se dicen contentos debido a que, tras los años difíciles que se vivieron por la pandemia del Covid-19, este 2023 se ha visto un repunte en las ventas.
Los costos de lo que producen aquí y en otros talleres ubicados en la zona de Jamaica van desde los 120 hasta los cinco mil pesos, según la artesanía, el tamaño y la estructura, ya que algunas piezas tienen adaptaciones de alambre para que las figuras sean movibles.
En estas fechas, en que se vive ya la algarabía por la cercanía del Día de Muertos, miles de personas visitan diariamente el Mercado de Jamaica y sus alrededores, pintados de color naranja por la presencia de flores de cempasúchil por todas partes.
“Es de los lugares que más me ha gustado visitar en México por la alegría que contagia, es raro celebrar a la muerte, pero es bonito”, comentó una mujer de Chihuahua que visitó la capital.
En el taller de Jaime resaltan lo mismo cráneos de aproximadamente un metro y medio de altura, que alebrijes miniatura de aproximadamente dos centímetros. “Éstos se trabajan con puro detalle de uña, uno va trabajando las cosas depende el ánimo que tenga en ese momento, a veces los dedos te van diciendo qué hacer, porque son los que moldean las figuras, sólo es dejarse llevar en este arte”, comentó.
En éste y otros locales también se exhiben catrinas vestidas de novia, de china poblana o la clásica de Frida Kahlo. También catrines con traje de charro o con los personajes de Coco, mientras que en los coloridos alebrijes se pueden distinguir desde dragones hasta inofensivos insectos, como mariposas, libélulas, catarinas y hormigas.
Un factor importante para los artesanos es el clima, “de eso depende cuanto nos vamos a tardar, el sol nos favorece porque se seca rápido el material y se puede continuar moldeando las figuras, pero si hace frío o llueve, las piezas quedan húmedas y debemos esperar”, dijo el artesano.
Mientras su esposa pintaba una calavera y su hija delineaba varios alebrijes, don Jaime dijo sentirse muy orgulloso de su trabajo y del de su familia, ya que ha sido reconocido internacionalmente gracias a sus clientes de Francia, Italia, Estados Unidos, Chile y otros países.
“A los extranjeros les gusta la cultura de los mexicanos, por eso regresan; cuando fue la pandemia las ventas pararon, pero cuando regresé, un cliente de Francia me dijo que nos estuvo buscando, hasta que volvió a dar con nosotros, es reconfortante cuando la gente de otros países abrazan nuestra cultura”, aseveró Jaime Morales.
Vendimia, a todo vapor
Caminar por los pasillos del Mercado de Jamaica en esta temporada es toda una experiencia. Los diableros van de un lado a otro con sus cargamentos de flores de cempasúchil, la mayoría de color naranja y algunas moradas, con sus pétalos como de terciopelo.
En los pasillos resaltan los puestos de la temporada del Día de Muertos, llenos de calaveras de todo tipo, papel picado, dulces tradicionales mexicanos, calabazas, piñatas de cartón y de barro, entre otros artículos.
Las caminatas por el lugar se vuelven amenas, ya que en algunas zonas destacan las luces de las veladoras y el olor a incienso, en otras partes están los disfraces y en otras, las más grandes, las flores.
Naomi y Victoria, quienes atienden un puesto, coincidieron en manifestar su optimismo, porque las ventas han sido buenas.
“Siempre innovamos las piezas o decoraciones para que la gente no se aburra”, afirmó Naomi y compartió que lo que más compra la gente son calaveras de papel maché de todos los colores y tamaños, aserrín para sus ofrendas y papel picado.
Carlos Juárez vende la tradicional flor de temporada. “Macetas miniatura con seis flores desde 25 pesos”, “ramos vastos de 50 pesos”, grita de vez en cuando.
Además de comerciante, Carlos es todo un conocedor. “Cempasúchil es una palabra que proviene del náhuatl, y significa flor de 20 pétalos, aunque se le conoce popularmente como Flor de Día de Muertos. Se dice que los mexicas asociaban el color de la flor con el sol y por eso la usaban en ofrendas”, comentó.
Añadió que existen 58 especies de la flor de cempasúchil a nivel internacional, pero en México actualmente sólo se producen 35 de ellas.