Armando era consumidor de cocaína. Hace cuatro años casi pierde la vida por una sobredosis, por lo que tuvo que ser llevado de urgencia a la Unidad Médica Toxicológica de la alcaldía Venustiano Carranza, en donde lo salvaron y le ofrecieron someterse a rehabilitación.
Al joven lo sometieron a terapia psiquiátrica y a un tratamiento con benzodiacepinas, como clonazepam, y topiramato, con lo cual dejó la adicción a la cocaína, pero adquirió una a las pastillas.
Como no se pueden comprar sin receta, Armando decidió acudir al tianguis de Santa Martha Acatitla, conocido como “El Salado”, en donde cada miércoles, sin falta, se puede surtir sin ningún problema y a precios accesibles.
Los medicamentos controlados se venden abiertamente en éste y otros mercados semifijos, como el de Las Torres en Iztapalapa, Apatlaco, en Iztacalco, o Carmen Serdán y Santo Domingo, en Coyoacán.
Durante un recorrido realizado por La Razón se pudo constatar que en el tianguis de “El Salado” se pueden conseguir desde aspirinas a 25 pesos la caja con 40 tabletas, hasta clonazepam en 50 pesos, risperidona en 100 pesos y topiramato en 80, entre otros medicamentos.
Armando recordó que en el tianguis de La Raza ofrecen medicamentos “en oferta”, cuando en realidad los dan a precio de farmacia: “A veces había supuestas promociones de dos cajas de fluoxetina por 60 pesos, cuando el costo regular puede ser desde los 30 pesos”.
Al respecto, Joel Ramírez, especialista del hospital San Ángel Inn, destacó que las benzodiacepinas son medicamentos controlados por su alto nivel de adicción.
“Si bien el riesgo de muerte por sobredosis es bajo, afecta directamente al sistema nervioso central y al sistema respiratorio; pueden generar ansiedad y pensamientos de suicidio, que al final sí pueden llevar a perder la vida”.
El especialista explicó que el consumo crónico de estos medicamentos genera que el paciente desarrolle tolerancia y como consecuencia provocar adicción. Por eso, dijo, “es recomendable que ningún tratamiento de este tipo sea muy duradero, aunque siempre va depender el caso del paciente, pero lo ideal es ir bajando la dosis poco a poco, aunque tampoco dejarlo de consumir de golpe, porque puede ser contraproducente”.
En tanto, el diputado de Morena Nazario Norberto Sánchez solicitó a las autoridades centrales que se realicen operativos en mercados, tianguis y bazares, a fin de evitar la venta y distribución de medicamentos controlados, falsificados, robados o incluso caducados, en la capital.
A su vez, el legislador del PAN Ricardo Rubio Torres apuntó que vender dichos medicamentos es equivalente a cometer al delito de narcomenudeo: “Muchos de ellos son precursores del fentanilo o pueden ser utilizados como precursores de cocaína”, dijo.
En ese sentido, Rubio sugirió que a quien se sorprenda en la venta irregular sea puesto a disposición de las autoridades y que los medicamentos sean destruidos, ya que incluso “muchas de las medicinas son caducas o falsas”.
Aunado a lo anterior, el panista agregó que las alcaldías deben de revocar los permisos para quienes practiquen estas ventas: “A través de sus áreas de vía pública, deben levantar los puestos del que yo le diría el Cártel de la Salud; todos los funcionarios que permitan este delito son integrantes de este cártel”.