A poco más de un mes de que inició la aplicación de la vacuna Abdala como refuerzo contra Covid-19 en la Ciudad de México, las autoridades aún no han aplicado ni la mitad de las dosis que llegaron a la capital con este fin a finales del año pasado.
Al corte del pasado 24 de enero, la Secretaría de Salud local (Sedesa) dio a conocer que para entonces se había inoculado a 84 mil 515 personas con este biológico. En total, las autoridades capitalinas recibieron un lote de 220 mil vacunas, lo que significa que en un mes apenas se ha aplicado el 38.4 de lo que se tenía disponible.
Esta cifra es considerablemente baja, en comparación con las otras jornadas de vacunación contra esta enfermedad, en especial en la época más álgida de la pandemia.
Por ejemplo, en diciembre del 2021 las autoridades capitalinas aplicaron alrededor de 59 mil 900 dosis sólo en cinco días, cuando se abrió la campaña de refuerzo para adultos mayores.
Al respecto, Vanessa López Guerrero, epidemióloga e investigadora de la Universidad Autónoma de Morelos, explicó que este fenómeno era “de esperarse”, al tratarse de una vacuna que se aplica como refuerzo, cuando en México su aprobación es “para personas no vacunadas”.
Explicó: “La población se ha dado cuenta un poco de esto, de que es una vacuna poco estudiada, que se usa como refuerzo, aunado a la información amarillista o en la que se dice que es una vacuna que no funciona o que es experimental”, dijo.
En entrevista con La Razón, la especialista indicó que las vacunas normalmente tienen fecha de caducidad de entre tres y seis meses, por lo que habría que evaluar la probabilidad de que las dosis que no se han usado se echen a perder.
“Más allá de recomendar ponerla o no, puedo decir que es una vacuna segura desde el punto de vista de efectos secundarios; no representa un riesgo a la salud, es una tecnología que ya se ha evaluado para otros virus. Lo único que queda en duda es si va a ser lo suficientemente buena como para tener respuesta inmune eficiente contra las nuevas variantes”, indicó.
Ante esto, la especialista consideró que valdría la pena evaluar la conveniencia de reforzar con otras vacunas que ya tuvieron aceptación de la gente como la de Pfizer y de las que ya se sabe cómo funcionan.
Capitalinos que se han aplicado la vacuna consultados por este medio señalaron que lo han hecho por seguridad y para evitar enfermarse, aunque también hay muchos que han optado por no aceptar la marca Abdala.
Es el caso de David, habitante de la alcaldía Gustavo A. Madero, quien comentó que hasta ahora nadie de su familia ni sus cercanos se han contagiado de Covid-19, pero no le tiene “plena confianza” a la vacuna cubana.
“No le tengo plena confianza, como la tuve con otras vacunas, a mí me tocó ponerme de Astra y Sputnik, y sí me preguntan, sí confío más en esas vacunas”.
En cambio, su esposa mencionó que ella sí decidió aplicarse el refuerzo, porque prefirió “tener aunque sea ésa, que nada”.
Daniela, de 28 años, afirmó que el principal motivo por el que no ha acudido a ponerse el refuerzo es porque no tiene “suficiente información” de que la vacuna sea buena o de que no tenga efectos secundarios.
En los Centros de Salud que funcionan como módulos de vacunación, ayer se apreció poca afluencia, como ha ocurrido a lo largo del mes que lleva la actual campaña de refuerzo
Ante la falta de gente, muchos paquetes no son abiertos, porque si no se agotan las dosis pronto, éstas se echan a perder.