La restauración del Ángel de la Independencia, el cual ha tenido múltiples afectaciones, las más recientes en el sismo de 2017, lleva un avance de 56 por ciento. Los trabajos consisten en el reforzamiento de la estructura mediante la colocación de un sistema de estabilización temporal y sustitución de placas dañadas, para lo que se realizaron diversos estudios técnicos. En estas acciones de reforzamiento, la administración local invirtió alrededor de 14 millones de pesos, y el tiempo de ejecución es de 11 meses, para terminarse en agosto de este año. En conferencia, la mandataria capitalina, Claudia Sheinbaum, señaló que los distintos sismos que ha enfrentado Ciudad de México y los hundimientos del suelo han propiciado la inestabilidad que aumentó en septiembre de 2017. Destacó que gracias a estudios técnicos de especialistas del Instituto de Ingeniería se diseñó el modelo de restauración que consiste en la colocación de anillos y tensores. Gracias a los aditamentos que le dan estabilidad, no hubo mayores afectaciones en el sismo del lunes pasado. Jesús Esteva, titular de la Secretaría de Obras y Servicios de Ciudad de México, explicó que desde 1902, la construcción de la escultura comenzó a tener problemas de cimentación y en 1958, tras la caída de la Victoria Alada, se colocó un cilindro de acero como reforzamiento. Es justo ese cilindro del que se tomaron ensayos metalúrgicos en los que se detectó que 20 por ciento de las placas de acero que lo componen tienen fisuras o están deformes. En 1985, también se realizaron trabajos de cimentación y recubrimiento del Ángel, y en 2006 se realizó un nuevo mantenimiento, con anclaje en la base del monumento. Actualmente, la Sobse, con un levantamiento topográfico, ubicó 100 puntos de control en la estructura que les permite saber cómo se deformó y cómo se puede llegar a deformar, dependiendo del reforzamiento. Por ello, se mantienen en monitoreo permanente estos 100 puntos.