La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum diariamente debate de manera virtual junto a 70 funcionarios cómo va el avance de la vacunación contra COVID-19 en la capital mexicana.
De acuerdo con información de El País México, para estas reuniones a distancia no existen feriados, fines de semanas, ni excusas. Hay que inmunizar a una metrópolis de 9.2 millones de personas y hay que hacerlo rápido para evitar una nueva ola de contagios mortífera.
La situación apremia: la capital mexicana y su zona metropolitana concentran el foco de casos y muertes por coronavirus de todo el país. Después de superar algunos traspiés, la campaña de inmunización más ambiciosa de la historia avanza sin parar. En dos meses el Gobierno local ha aplicado 1.8 millones de dosis —alrededor del 19 por ciento del total nacional— y ha vacunado a 1.3 millones de personas adultas mayores.
Los encuentros virtuales de Claudia Sheinbaum suelen durar hasta tres horas. Allí se discute desde la gran estrategia para afrontar la inmunización, así como la intoxicación de un grupo de enfermeros o la cantidad de sillas de rueda que se necesitan para movilizar gente. La jefa de Gobierno escucha atenta cada detalle. En la primera reunión de esta semana se trató la última gran polémica de la campaña de vacunación contra COVID-19. Un video que se viralizó el fin de semana pasado muestra una enfermera simular que coloca la inyección con una jeringa vacía. “Vacunas de aire”, reclamaron en redes sociales cientos de personas usuarias.
Claudia Sheinbaum interpeló a los encargados del centro de vacunación. El episodio no deja de ser anecdótico dentro de los innumerables desafíos que ha presentado la campaña contra el COVID-19.
El Gobierno federal notificó el 11 de febrero al Ejecutivo de la capital sobre la llegada inminente del primer cargamento de AstraZeneca. La orden era empezar cuanto antes. En tres días se desarrolló una estrategia y la ciudad comenzó a vacunar oficialmente el 15 de febrero. Lo hizo en las tres alcaldías menos pobladas, iba a ser una prueba a pequeña escala de lo que vendría. El objetivo era alcanzar a 80 mil personas mayores de 60 años, el grupo que había que inmunizar de acuerdo a los lineamientos del plan de vacunación nacional.
Se eligieron entonces 70 pequeños centros de salud y escuelas repartidos por la ciudad para tener un mayor alcance. Pero el fenómeno del COVID-19 superó todos los esquemas y el plan mostró sus deficiencias. Los primeros días de vacunación masiva en la capital dejaron retratos de largas filas de espera y testimonios de la gran desorganización. “Fue muy complejo tener el control, mover vacunas a 70 lugares cada mañana, algunas unidades empezaban tarde o con rezagos”, cuenta Eduardo Clark, director de Gobierno Digital de la Agencia de Innovación Pública y uno de los portavoces del plan de inmunización local. “Desde ese momento supimos que teníamos que modificar el modelo para hacerlo escalable, que si hacíamos el resto [de alcaldías] así no íbamos a terminar nunca”, dice.
La llegada del primer cargamento de la Sputnik V a México terminó de sepultar la estrategia. La inyección desarrollada en Rusia requiere de un sistema de refrigeración especial que la mantenga por debajo de los -20º centígrados. Como el país no cuenta casi con esos equipos, el Gobierno federal decidió dejar todo el envío proveniente de Moscú en la metrópolis. Las autoridades locales tuvieron que salir a buscar refrigeradores especiales a centros de investigación y universidades. Consiguieron apenas un puñado, lo que hacía imposible tener decenas de puntos de vacunación de manera simultánea. “Ahí decidimos diseñar un esquema con macro unidades vacunadoras”, dice Clark.
El Ejecutivo local armó entonces puntos de vacunación contra COVID-19 en centros deportivos y grandes centros culturales, donde se concentraran al menos unos 500 funcionarios, médicos y enfermeros. Gabriel Leyva, director general de Abasto, Comercio y Distribución del Gobierno local, estaba a cargo de una macro unidad en la alcaldía Gustavo A. Madero. El desafío allí era inmenso. La segunda delegación más poblada de la ciudad tiene 1.1 millones de habitantes, casi lo mismo que Estados enteros, como Zacatecas o Durango. Operativos de tal tamaño, explica Leyva, no podían ser montados de imprevisto. “Empezamos a hacer ensayos uno o dos días antes de iniciar en cada centro, para saber qué vamos a hacer, cómo vamos a actuar, qué vamos a preguntar. Hacemos incluso un recorrido en silla de rueda en la zona de acceso al centro de vacunación para ver cómo es el ingreso”, cuenta.
La sensación de improvisación que dejaban los primeros centros se diluyó con la imponente imagen de los vacunódromos actuales. Sobre el campo de fútbol americano del deportivo Carmen Serdán, en el límite norte de la ciudad, se elevaban este martes unas enormes carpas blancas. Cientos de funcionarios debajo se movían como hormigas para atender la llegada constante de personas durante ocho horas. “Para que la gente pueda llegar, bacheamos la zona y construimos en dos días esta plataforma”, dice Leyva mientras señala una rampa con el asfalto hasta hace poco fresco. La agilización del proceso permitió a la ciudad aumentar los números en pocas semanas. Solo en ese punto de la ciudad se vacunaron en cinco días más de 26 mil personas.
Sheinbaum, a quien muchos reconocen como la sucesora política del presidente Andrés Manuel López Obrador, recibió además ayuda extra. La Administración federal optó por priorizar la vacunación en el foco de contagio más importante del país, ya que entre la CDMX y el Estado de México reportaron unos 800 mil casos y 63 mil fallecimientos a causa del COVID-19.
“El Gobierno nacional nos ayudó con personal para poder acelerar el plan de vacunación. Llegamos a inmunizar el sábado pasado a 150 mil personas en un día, es nuestro récord diario”, dice Clark. Los beneficios llegaron también en forma de dosis, de cada cargamento que aterriza se le asigna a la ciudad hasta el 10 por ciento.
El chorro de recursos permitió a las autoridades vacunar al 82 por ciento de los mayores de 60 años que viven en la capital con al menos una dosis. A ellos se les suman unos 165 mil médicos de primera línea que fueron inmunizados. Los números son alentadores en un país en el que la mayoría de los Estados ni siquiera cuenta con estadísticas transparentes sobre el avance de la vacunación. En poco más de siete semanas, el Gobierno de Sheinbaum aplicó la primera vial a 1.5 millones de personas, más del 16 por ciento del total de la población de la capital mexicana. Esa cifra ha ayudado también a impulsar el total nacional. El miércoles el país alcanzó un nuevo récord de vacunación diaria con 530.000 personas, ha asegurado el presidente este jueves.
El próximo lunes comenzarán a aplicar las segundas dosis, un proceso que está previsto termine en junio. En medio de eso deberán además empezar a vacunar a los mayores de 50 años, según anunció este miércoles el subsecretario de Salud de México, Hugo López-Gatell. El Ejecutivo entiende que la vacunación se extenderá al menos durante todo este año. Sin embargo, el grifo de recursos no puede seguir abierto sin ningún límite, reconocen. “Todas las áreas de la ciudad han tenido que aportar trabajadores, pero es posible que reconfiguremos eso en las próximas etapas”, admite Clark.
Lo que permitió “el modelo exitoso de la ciudad”, asegura Clark, fue ajustar la estrategia a cada hora. “Errores va a haber porque es un proceso masivo de vacunación. Lo importante es identificarlos y entender si es sistemático o humano, y si es sistemático hacer las modificaciones para que no ocurra”. La previsión no es suficiente, agrega Leyva. “Puedes ensayar muchas cosas, pero la realidad siempre es más complicada”, dice. El mejor ejemplo sucedió en su propio vacunódromo, donde esta semana se presentaron cinco personas que tenían covid y se vieron obligados a parar y desinfectar todo. O como el caso de dos jóvenes que se disfrazaron y se hicieron pasar por ancianos para poder recibir una dosis.
A Sheinbaum, conocida por ser metódica y contundente, se le escapa más de un grito cuando los traspiés interrumpen la campaña. Para resolver esos problemas es que cada día dedica tres horas de su agenda. Puertas afuera acusaron a la “vacuna de aire” de ser una difamación y un montaje de la oposición. Puertas adentro se decidió exigir a los enfermeros más transparencia a la hora de poner el vial. “Hemos instalado un protocolo”, dice Leyva, “ahora a cada persona se le muestra qué se le va a poner y se le muestra cuando se le está vacunando”.
Con información de El País
ntb