En la Ciudad de México, ayer terminó la campaña de vacunación contra el Covid-19 para la primera dosis. Aunque la meta era inocular a un millón 643 mil 259 adultos mayores de 60 años, al final de la jornada, el universo de dosis aplicadas fue de un millón 356 mil 8.
Lo anterior significa que de 287 mil 251 habitantes de la capital del país no participaron en la campaña, es decir, 17 por ciento de la población objetivo.
En el último corte de información reportado por el Gobierno capitalino, las demarcaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa, las últimas en incluirse, tuvieron una participación de 387 mil 408 adultos mayores vacunados con el biológico Sputnik V.
En cuanto a la aplicación de segundas dosis, se inocularon a 71 mil 459 adultos mayores de Iztacalco (100 por ciento de cobertura); 42 mil 322 en Tláhuac (98 por ciento de cobertura) y 59 mil 992 en Xochimilco (98 por ciento de cobertura).
Jaime Bustos, investigador especialista en microbiología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), consideró que el subregistro de personas para la primera dosis no está relacionado con la difusión de la campaña de vacunación o con ineficiencia de logística, pues ésta se hizo de manera correcta.
Lo que pudo ocurrir con quienes no acudieron es que pesó más la creencia en noticias falsas sobre las científicas, porque mucha gente consideró a la vacuna como peligrosa o cuestionaron su eficiencia, lo que fue suficiente para su negativa a inocularse.
“Mucha de la gente que no acude a vacunación es porque ha leído o le han mandado mensajes de que la vacuna les va a cambiar su material genético, que es dañina. Entonces, a ese tipo de noticias la gente les cree más que las noticias que dicen los científicos, de modo que a pesar de que el Gobierno difunda y diga ‘hay que vacunarse’, muchas, por miedo y por desinformación, no acuden y ahí es donde está el peligro”, comentó.
En cuanto la gente no se vacune, el virus seguirá replicándose y el problema principal será el avance de las nuevas variantes, es una carrera entre la vacunación y el surgimiento de nuevas cepas que evadan la respuesta inmune o sean más patógenas, afirmó en entrevista con La Razón.
Hasta el momento, dijo, las variantes no han sido más patógenas que el virus Covid-19; sin embargo, sí son más transmisibles.
Lo que ocurrió con la campaña de vacunación puede replicarse en la segunda dosis, es decir que, por ignorancia, la gente decida no acudir, aunque se haya aplicado la primera.
“Si la vacuna que se está aplicando dice que tienen que ser dos dosis, porque así está diseñada, y no se hace, las personas no quedarán inmunizadas como dice el protocolo del fabricante. La vacunación estaría incompleta con una dosis y la persona estaría en riesgo de contagiarse gravemente”, explicó.
Cuestionado sobre la posibilidad de hacer una jornada de vacunación extraordinaria, para los adultos mayores que faltaron, el especialista consideró que lo ideal sería incluirlos en los siguientes rangos de edades, con el fin de que, por ejemplo, si la intención es vacunar a personas a partir de los 50 años, ahí haya un espacio para los rezagados que sean mayores de 60.
Hasta 8 años de cárcel por alterar certificados Covid
Nazario Norberto Sánchez, diputado local de Morena en el Congreso de la Ciudad de México, presentó una iniciativa para modificar la Ley General de Salud local, que busca castigar con hasta ocho años de prisión a quien expida certificados, constancias o pruebas de Covid alteradas.
En especial, el legislador buscó las sanciones sobre el contexto de la emergencia sanitaria. Apuntó que deben ser de cuatro a ocho años de prisión y de 26 mil a 179 mil pesos como multa a quien expida, venda, o haga uso de falsas pruebas de coronavirus.
En la exposición de motivos, el legislador señala que las pruebas de Covid que arrojan resultados negativos se están comercializando por todo el país, lo cual pone en riesgo la vida de muchas personas.
“Por ello, se tiene que sancionar, las personas y laboratorios que están emitiendo estas falsas pruebas de COVID con resultados negativos, siendo comercializadas con fines de lucro y que están afectando a toda la población”, señala el documento.
En la sesión virtual del Congreso de la Ciudad de México, el legislador expuso que varios reportes en medios de comunicación, los resultados de las apócrifas pruebas se venden en las calles del Centro Histórico desde 700 a 800 pesos; sin embargo, se rebajan hasta 500 pesos.
Lamentó que la delincuencia se actualice día con día con el propósito de afectar a la colectividad y se esté aprovechando la pandemia con un nuevo negocio ilegal, con la venta de resultados de pruebas de Covid, elaborada por laboratorios clínicos apócrifos.
