La frecuencia de las contingencias ambientales en el Valle de México podría aumentar en lo subsecuente debido a diversos factores, entre ellos la crisis climática, alertó Alberto Búrquez, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con La Razón, el especialista destacó que la Ciudad de México se enfrenta a un problema “compuesto”: por un lado, el cambio climático global que se caracteriza por un incremento de las temperaturas a la par que disminuyen las precipitaciones, y por otro lado, los factores propios de la capital, que cambian la química atmosférica local.
Además, dijo, la enorme población que habita en la cuenca del Valle de México y la “terrible” dependencia de los capitalinos hacia el uso de transporte vehicular son dos variables que contribuyen a exacerbar el problema ya de por sí “gravísimo” que enfrentan la capital del país y sus habitantes, quienes día a día padecen la mala calidad del aire que tiene repercusión en la salud.
Ante esto, Búrquez Montijo resaltó que aunque las acciones individuales para reducir las emisiones ambientales sí contribuyen, el problema es la falta de acciones globales.
“Se requiere de un cambio de paradigma; México siempre ha seguido de manera muy puntual y cercana los modelos de desarrollo norteamericanos, basados en carreteras, transportes individuales, vehículos automotores, de gasolina, y por otro lado, una menor dependencia al transporte público, a diferencia de los europeos; entonces, el problema es mayúsculo para nuestra ciudad”, expresó.
En el norte del país tenemos temperaturas de 35 grados o 40 grados que se sienten mucho menos graves que los 29 o 30 que hay en la Ciudad de MéxicoAlberto Búrquez<br>Investigador de la UNAM
El especialista destacó que existe también una falta de planeación a largo plazo, de ahí que los gobiernos únicamente intentan atender el problema con “bomberazos” o acciones a corto plazo.
Y agregó: “La solución es dejar de emitir contaminantes que afectan el entorno local, pero hacerlo es un problema político y económico de dimensiones colosales”.
Respecto a los programas como el Hoy No Circula, que se intensifica cada vez que los niveles de contaminación están muy elevados, el especialista alertó que se trata de un programa que no ha tenido cambios que vayan acordes al crecimiento poblacional y las necesidades ambientales.
“Los llamados de atención ya tienen décadas, la implementación de estos programas para no circular con engomado 0, 00 o cualquier otro número en la Ciudad de México lleva décadas y un programa que lleva décadas ante una población creciente, con un escenario de emisiones tanto globales como locales, también creciente, evidentemente no va a tener éxito sin un cambio”, comentó.
Consideró que, más allá de aplicar medidas temporales, con uno o dos días de restricciones viales, lo que se necesita es cambiar la manera con la que se enfrenta el problema, por ejemplo, la descentralización de la Ciudad de México, aunque reconoció que ésta sería una medida muy difícil a tomar.
“En el norte del país tenemos temperaturas de 35 grados o 40 grados que se sienten mucho menos graves que los 29 o 30 que hay en la Ciudad de México, donde la población está sufriendo seriamente por estas temperaturas que para los sonorenses, por ejemplo, son de risa.
Pero lo que no tienen los sonorenses son estos niveles elevados de ozono, de elevada altitud que tiene la Ciudad de México que hace que se sientan más las altas temperaturas y por supuesto, la humedad relativa del aire que es alta en la capital, a pesar de que aún no ha habido lluvias, eso permite que los mecanismos fisiológicos de los individuos del norte estén en un nivel de confort mucho mayor”, explicó.
Añadió que a diferencia de otros estados, las condiciones de la Ciudad de México ocasionan que la percepción de la temperatura sea distinta, debido al sistema de refrigeración que se presenta en la capital de la República.