“Se encendió de ira y, después de mirar fijamente a la muchacha por un momento, empezó a gritar como una bestia salvaje:
— ¡Córtenle la cabeza! ¡Córtenle la cabeza! ¡Córtenle la cabeza! ¡Córtenle la cabeza!...”
La obsesión de la reina de Alicia en el país de las maravillas es similar a la de la izquierda por coartar la libertad. No importan lugar ni sistema político: esta semana Chávez prohibió escribir de violencia en Venezuela y ayer una funcionaria del GDF pidió prohibir los concursos de belleza.
Malú Micher, titular de Inmujeres en el gobierno de uno de los aspirantes presidenciales de la izquierda, Marcelo Ebrard, se inclinó por “suprimir” ese tipo de certámenes porque exhiben a las mujeres como vacas y las ganadoras son tontas.
Si lo dijera una ciudadana sin cargo público sería una simple expresión, pero esta mujer no sólo es funcionaria, sino que como persona de confianza de Ebrard, mañana podría ocupar una secretaría de Estado.
Una funcionaria del gobierno que con mayor fervor y éxitos defiende el derecho de las mujeres a “decidir sobre su cuerpo”, derecho según el cual pueden interrumpir un embarazo si quieren, casarse con otra mujer y adoptar aun en esa polémica condición conyugal.
Sin embargo, no pueden competir con otras para ver cuál es la más bella porque entonces son reses y no tienen cerebro, como se expresó Malú Micher de Jimena Navarrete, la tapatía que conquistó el reinado en Miss Universo:
“Gana y luego declara: ‘estoy en blanco, no puedo hablar’, oye, bueno. Las mujeres podemos demostrar inteligencia”.
Y todavía la funcionaria de Marcelo Ebrard no pudo reprimir esa enfermiza tendencia autoritaria, que es marca de la casa izquierdista, y se abrogó el derecho de hablar por todas las mujeres: “Nosotras no queremos estar en primeras planas cuando ganamos un certamen”.
Ah, estos izquierdistas, siempre totalitarios y siempre uníos, desde Hugo Chávez que prohíbe publicar datos de violencia para que no se sepa que, bajo el socialismo, Venezuela se convirtió en el país más violento del mundo, con 118 mil 541 asesinatos desde que él llegó al poder en 1999.
En el paraíso bolivariano asesinaron el año pasado a 16 mil personas, mientras en la guerra de Irak murieron 4 mil 644.
O el socialismo de Zapatero, en España, que pasó por encima de la patria potestad para permitir que las menores de 16 años aborten sin el permiso de sus padres, pero a las que, sin embargo, les prohíbe votar en las elecciones, conducir en coche y comprar cigarros y alcohol.
Una defensa impostada de los derechos femeninos, tanto allá como aquí con Malú Micher como abanderada, que únicamente complace a un feminismo post-moderno y asentado en una ideología fundamentalista de género.
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