Nadie sabe el número exacto, pero hay informes que indican que en Ciudad Juárez, Chihuahua, hay unos 10 mil niños huérfanos producto de la violencia. Tan sólo en lo que va del año han muerto asesinadas mil 826 personas.
También hay datos, esos sí bastante confiables, que señalan que desde 2008 han muerto 110 pequeños en hechos relacionados con el crimen organizado.
En las oficinas de Desarrollo Infantil del municipio no tienen registros actualizados y la inversión para atender a los menores es de plano inexistente.
La política implementada por el gobierno federal se centra sobre todo en las estancias infantiles, pero su alcance no es mucho mayor y no llega a las poblaciones más vulnerables o en riesgo.
Por si esto fuera poco, los narcotraficantes están reclutando a niños de entre 12 y 14 años de edad para que se incorporen las estructuras de sus organizaciones delictivas como informantes o, en su caso, ya con el grado de sicarios.
El panorama sin duda es terrible y tiene una alta complejidad. Una de las conclusiones más tristes es que no hay salida en el corto plazo ante un contexto verdaderamente podrido.
Pero Juárez es un lugar muy especial. Las primeras lecciones de nuestra transición democrática surgieron ahí y justo en esa frontera se formó uno de los movimientos civiles más importantes en defensa de los derechos humanos.
Por eso no es extraño que desde la sociedad civil haya surgido la idea de hacer algo por los niños de la frontera y sobre todo por los que corren mayores riesgos.
Con una plataforma de 10 puntos que abarcan el cuidado, la seguridad, la economía, el esparcimiento y la educación se formó una convergencia de grupos civiles, religiosos, políticos y empresariales, alrededor de Escúchame: ¡Hazlo por Juárez!
El centro del proyecto es ocuparse de los niños que se quedan solos, aumentando la capacidad de atención existente e impulsando nuevas fórmulas que generen confianza en las madres trabajadoras. Hay 80 mil mujeres empleadas en la industria maquiladora y la población infantil menor a seis años alcanza unas 165 mil personas.
Se trata de mandar un mensaje de esperanza en una ciudad que se vuelve fantasmal por momentos.
El documentalista Ángel Estrada realizó el spot televisivo y se inició una amplia campaña en radio y prensa escrita.
Los candidatos a la alcaldía por el PAN y el PRD ya firmaron el compromiso y es probable que el PRI lo haga en los próximos días. Sería una locura no hacerlo.
Viendo y escuchando a los niños de Juárez queda claro que la violencia puede ser desterrada y que tenemos que utilizar esa fuerza, muchas veces sólo latente, que es la de la sociedad y cada uno de sus actores.
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