La fabulosa historia de la Revolución mexicana tiene actores principalísimos que, casi siempre, son quienes acaparan toda nuestra atención. Sin embargo, entre los que podríamos llamar –no sin cierta injusticia– sus actores secundarios, hay figuras que merecerían ser más recordadas. Tal es el caso de Froylán C. Manjarrez.
“Entre 1933 y 1934, Manjarrez trabajó de tiempo completo y con un entusiasmo febril, en la campaña electoral de Cárdenas. Cumplió entonces con una tarea discreta, casi secreta, que transformó de manera honda la historia de México”
Manjarrez nació en Tochimilco, Puebla, el 5 de octubre de 1894. Desde muy joven se dedicó al periodismo dentro de las filas revolucionarias. Adquirió notoriedad por ser el constituyente más joven del Congreso de 1917, en donde formó parte del grupo radical junto con Francisco Múgica y Heriberto Jara, entre otros. Luego, fue uno de los líderes del Partido Cooperativista y desde esa posición fue diputado por Sonora en las Legislaturas XXVIII y XXIX y por el Distrito Federal en la XXX. El 22 de marzo de 1922 fue nombrado gobernador interino de Puebla, cargo desde el cual impulsó reformas revolucionarias profundas. Sin embargo, duró muy poco su gobierno, ya que cuando estalló la rebelión delahuertista, él se unió al frustrado movimiento. Tras la derrota, se exilió en Madrid –en donde se vinculó con los oponentes a la dictadura de Primo de Rivera–, después en París –en donde se empapó de la intensa vida política y cultural francesa– y, por último, en La Habana. A su regreso a México, Manjarrez se reintegró a la vida política como parlamentario y periodista. En 1930 publicó La jornada institucional, obra muy importante que cumplió en aquel entonces con un doble propósito. El primero fue justificar desde un punto de vista ideológico e histórico la fundación del Partido Nacional Revolucionario. El segundo fue ofrecer una crónica detallada de los acontecimientos políticos y militares que parten del asesinato de Obregón y culminan con la derrota de la rebelión escobarista. Simpatizante temprano de la candidatura presidencial del General Lázaro Cárdenas, Manjarrez tuvo un rol destacado en la Comisión Dictaminadora del Plan Sexenal del PNR que le preparó el camino al General.
[caption id="attachment_802781" align="alignleft" width="183"] FROYLAN C. MANJARREZ en una imagen de archivo.[/caption]
Entre 1933 y 1934, Manjarrez trabajó de tiempo completo y con un entusiasmo febril, en la campaña electoral de Cárdenas. Cumplió entonces con una tarea discreta, casi secreta, que transformó de manera honda la historia de México. Para decirlo en pocas palabras, lo que logró Manjarrez, por medio de dos libros de amplia distribución, fue sentar las bases del cardenismo. En el primero de esos opúsculos, que lleva el título escueto de “Lázaro Cárdenas”, Manjarrez ofreció una biografía del General en la que destacó sus virtudes para concluir que él era el hombre que necesitaba el país. Este librito es, nada más y nada menos, la obra fundacional del culto a la personalidad de Cárdenas, uno de los pilares del movimiento político cardenista que se extiende hasta nuestros días (y sin el cual no entenderíamos el movimiento de masas construido por el Lic. López Obrador). El segundo opúsculo se llamó “La jira del General Lázaro Cárdenas. Síntesis ideológica”. Para hacer este volumen, Manjarrez recortó párrafos de los discursos del General durante su gira electoral para armar el primer compendio de lo que podemos llamar la “ideología cardenista”. La tarea de edición, síntesis y redacción de Manjarrez resultó de enorme importancia para nuestra historia política. Todos los idearios de Cárdenas que se han publicado desde entonces –sin los cuales el cardenismo no pudo convertirse en un movimiento político vigente más allá de la desaparición física del General– siguen el modelo concebido por Manjarrez. Por todo lo anterior, pienso que podemos sostener con toda justicia que Froylán C. Manjarrez es el artífice ideológico del cardenismo.
“Simpatizante de la candidatura presidencial del General Lázaro Cárdenas, Manjarrez tuvo un rol destacado en la Comisión Dictaminadora del Plan Sexenal del PNR que preparó el camino al General”
Durante los primeros años del gobierno de Cárdenas, Manjarrez fungió como Jefe de Prensa y Propaganda del PNR y director del periódico El Nacional, hasta su temprana muerte, por cáncer pulmonar, el 2 de octubre de 1937.
En el último trecho de vida –ya muy disminuido físicamente– Manjarrez publicó dos folletos: El sentido histórico de la Revolución mexicana y La España auténtica en el curso de la historia. La mayor parte de su obra escrita ha quedado en los periódicos en los que colaboró. Para nuestra fortuna, Alberto Enríquez Perea editó en 1992 La pluma y las palabras, una selección de los artículos periodísticos de Manjarrez publicados entre 1929 y 1937 en El Diario de Yucatán y en El Nacional.