El escritor Carlos Monsiváis, quien nutriera con su trabajo la memoria colectiva de nuestro país, el cronista por excelencia, el autor más solicitado para prólogos, presentaciones de libros y reflexiones sobre el acontecer social y político de México, murió la mañana de este sábado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde se encontraba internado desde el pasado 2 de abril por una fibrosis pulmonar.
El Fondo de Cultura Económica lamenta el deceso de quien fuera, en palabras de Adolfo Castañón, "uno de los últimos escritores públicos del país y quizá uno de los últimos nombres que las multitudes mexicanas sean capaces de reconocer", además de cronista, crítico literario y columnista de decenas de publicaciones periódicas y, a últimas fechas, del diario El Universal y la revista Proceso.
Dueño de una inmensa cultura, su curiosidad universal, su escritura veloz y puntual y su capacidad de síntesis, le permitieron desentrañar los aspectos fundamentales de la vida cultural y política mexicana, del pasado y del presente de nuestro país, y lo convirtieron, de alguna manera, en un autor ubicuo.
Conocido y reconocido por sus crónicas y su intensa actividad literaria, Monsiváis publicó el año pasado en la colección Tezontle del FCE, Escribir, por ejemplo que reúne diez textos dedicados a algunos de los creadores con quienes se sintió en deuda como lector: dos crónicas, una referida al poeta chiapaneco Jaime Sabines y, la otra, al narrador José Revueltas, y ocho ensayos dedicados a Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Augusto Monterroso, Ramón López Velarde, Rosario Castellanos, Agustín Yáñez y Julio Torri.
La Ciudad de México lo vio nacer un 4 de mayo de 1938 y la Universidad Nacional Autónoma de México lo recibió en sus aulas donde estudió Economía y Filosofía y Letras. Adorador de los gatos, con debilidad por los postres, apasionado del cine y la lectura, Monsiváis fue quizá “el intelectual más escuchado del medio siglo. No el experto, no el académico, no el opinador, sino alguien que estuvo reflexionando todo el tiempo desde la cultura como una forma de atención. Si Agustín Lara era una atmósfera, más que un género, Monsiváis es una mirada”, afirmó en una ocasión el también escritor Fabrizio Mejía Madrid.
La cultura mexicana no puede entenderse ya sin la obra de Carlos Monsiváis, sus libros Días de guardar, Amor perdido, Escenas de pudor y liviandad, Entrada libre y Los rituales del caos, "han interpretado y a su modo reinventado el México del siglo XX", dijo en una ocasión el también periodista y escritor Héctor de Mauleón, durante una entrevista que le realizó a Monsiváis en su programa de televisión Confabulario, que producía Canal 40 y El Universal.
Reconocido recientemente con el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Carlos Monsiváis se preparaba para realizar una presentación de Apocalipstik, su último libro, pero se lo impidió su delicado estado de salud.
Merecedor en 2006 del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, el cronista publicó con el Fondo de Cultura Económica cuatro libros:
A New Catechism for Recalcitrant Indians, versión al inglés, hecha por Jeffrey Browitt, de un conjunto de breves historias basadas en los fundamentos del cristianismo, en el que Monsiváis ridiculiza, con brillante ironía, los abusos, las contradicciones y la hipocresía de quienes profesan los "sagrados valores" de la Iglesia.
Imágenes de la tradición viva, obra que integra una iconografía completa de México, que evoca los momentos decisivos y cotidianos de la nación. Se trata, en síntesis, de una historia del mundo imaginario y vivencial de los mexicanos desde la Colonia hasta nuestros días.
Las tradiciones de la imagen, que deja ver a un amante desmesurado de la poesía, a un Monsiváis que se aproxima amorosamente a la obra de algunos de los principales poetas mexicanos, y el ya citado Escribir, por ejemplo.
Para muchos críticos y especialistas, como el propio Mejía Madrid, Carlos Monsiváis es el escritor más pop que hemos tenido. "En él la obra no es sólo lo escrito y publicado, es lo leído y hablado por igual. Fue un autor que animó a fundar editoriales, suplementos culturales, bibliotecas públicas, centros de arte popular --como su propio museo El Estanquillo”.
Ejemplo de ello son los miles de artículos periodísticos que escribió —desde comienzos de los años sesenta— para los más importantes diarios, revistas y suplementos culturales de México, así como su destacadísima presencia y participación en la radio y en la televisión nacionales.
Entre los premios más importantes que recibió se encuentran el Príncipe Claus que otorga Holanda, la medalla Gabriela Mistral que entrega el gobierno de Chile y el Premio Xavier Villaurrutia en 1995.
La muerte de Carlos Monsiváis coincide, con diferencia de un día, con la de otro de los grandes autores de la literatura universal: José Saramago. En este infausto fin de semana se apagan dos conciencias reflexivas, dos voces críticas y necesarias.
El Fondo de Cultura Económica comparte el pesar de los familiares, los numerosos lectores y amigos de Carlos Monsiváis.
vms