La madrugada de este miércoles murió el fotógrafo Armando Herrera, a los 97 años de edad, en la tranquilidad de su casa y rodeado de su familia. Sus restos son velados en el Panteón Francés, donde serán cremados esta misma tarde a las 17:00 horas, mientras que una misa en su honor será celebrada el próximo sábado 14 de agosto, a las 19:00 horas, en la Iglesia del Pedregal.
El Fondo de Cultura Económica lamenta la muerte de quien fuera considerado el “fotógrafo de las estrellas”, de quien esta casa editorial publicó recientemente un libro, titulado precisamente Armando Herrera. El fotógrafo de las estrellas, coordinado por su hijo, Héctor Herrera, y con textos del también fallecido escritor Carlos Monsiváis y de Fabrizio Mejía Madrid, y diseño editorial de León Muñoz Santini.
El arte de tratar y retratar a la gente
Armando Herrera (1913-2010) fue una especie de historiador gráfico de cientos de miles de familias, de todos los estratos sociales, que se retrataron en su estudio del Centro Histórico, aunque también sus fotografías de artistas alcanzaron el nivel de indispensables en la llamada Época de Oro del cine mexicano y constituyen un acervo de más de ocho mil imágenes.
Por la cámara de Herrera pasaron, entre 1934 y 1996, las grandes figuras de la música, televisión y cine mexicanos, empezando por Agustín Lara y Toña “La Negra”, pero también Mario Moreno “Cantinflas”, Pedro Infante, Germán Valdés Tin-Tan, María Félix, Silvia Pinal, Pedro Armendáriz, Jorge Negrete, Yolanda Montez Tongolele y Emilia Guiú, entre muchos otros.
De acuerdo con su hijo Héctor, don Armando murió en la tranquilidad de su casa, a consecuencia de “los males propios de su edad” y rodeado de su familia, “ya estaba muy cansado, aunque completamente lúcido”, dijo.
Más allá de una forma de vida, la fotografía fue para Armando Herrera una oportunidad de tratar a la gente en su mejor momento, sobre todo en el caso de los artistas que retrató, ya que había una imagen que trabajar para el público, que muchas veces sólo tenía acceso a sus estrellas a través de esas fotografías.
Decenas de anécdotas rodearon la vida de don Armando, quien siempre fue un bohemio y cosechó amistades entrañables con personajes como Pedro Infante y Mario Moreno Cantinflas. Esta mañana su familia le da el último adiós en el Panteón Francés, donde también serán cremados sus restos. Descanse en paz.
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