“Maquiavelo no era tirano; sólo estadista y consejero”

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La afirmación fue directa a un objetivo: los políticos. “Se acabaron los estadistas en México. Hay puros burócratas”, señaló a La Razón, Jorge Salvador Aguilar, analista político desde hace treinta años, al hablar sobre su reciente novela: El príncipe de Florencia. La invención del poder.

“Ya se lo obsequié a diputados, a (Porfirio) Muñoz Ledo, a Gerardo Fernández Noroña. Hay un mensaje implícito”, detalló.

Para el escritor la obra en que retoma a Nicolás Maquiavelo se puede trasladar al presente. “Exponemos literariamente los mecanismos del poder, las intrigas de los poderosos y también las maravillas del arte que florecen en esa época”.

Pero también es una novela en la que se maneja el rompimiento de dos épocas de la sociedad humana: La del medievo, llena de temores y supersticiones, donde el único objetivo del hombre es servir a Dios; y el surgimiento de una época luminosa, el Renacimiento, portadora de una novedosa forma de ver el mundo. En esta nueva sociedad –sin renunciar a Dios– el ser humano y la naturaleza son el centro de esta civilización.

Aunque Maquiavelo es el personaje central de esta novela, lo acompañan a lo largo de sus 418 páginas Cósimo y Lorenzo de Médicis, el monje dominico Girolamo Savonarola, los reyes franceses Carlos VIII y Luis XII, Papas como Alejandro VI y Julio II, tiranos como Segismundo Malatesta o César Borgia y artistas como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y Rafael.

¿Qué mensaje hay detrás de enviar su libro a varios políticos? Ver si les recuerda que un verdadero político, un verdadero estadista debiera pensar, antes que en su partido, en la Nación. Esa es la intención de este librito. Y que mejor que hacerlo, que a través de una novela bien estructurada sobre Nicolás Maquiavelo.

En cuanto a esta novela, ¿la obra de Maquiavelo se puede comparar con el contexto político actual? El pasado fue mi materia prima y mi pretexto.

Me identifico mucho con Maquiavelo... he sido asesor los últimos 25 años, y Nicolás fue consejero. Hay muchas cosas que no dijo él, las pienso yo, así he visto la política. Sin embargo, muchos rasgos de este Maquiavelo literario lo identifico con personajes reales en México. Ese es el chiste de escribir de la historia: no acumular datos. La novela se hizo con material del pasado pero con la mente en el presente y en los personajes reales de nuestra política. Todos tienen cara, casi todos, de mexicanos vivos, pero cada quien le dará ese rostro, así los hice yo.

¿Cuál es la idea generalizada sobre Maquiavelo? Maquiavelo está considerado un consejero de tiranos, un propugnador de la violencia de Estado. Nos remitimos a él, al escuchar las frases: “Divide y vencerás” y “el fin justifica los medios”. Por ello se le considera un hombre perverso, lo cual no es cierto. Lo que escribió Maquiavelo ya lo hacían los tiranos de la época. Él dice: Para poder gobernar, hay que deslindarse de toda calificación moral, porque la política no puede verse sometida a las reglas de la moral. El Estado tiene su propio objetivo: conservar la estabilidad de la sociedad. Todo eso no lo inventó Maquiavelo, sólo lo difundió.

¿Este libro reivindica la imagen de Maquiavelo? No me interesa reivindicar a Maquiavelo. Él está muerto y ya hizo grandes cosas. Lo que yo propongo es que se le estudie sin prejuicios, sin el Maquiavelo que nos han vendido como a un consejero de tiranos. Él no es eso. Nicolás en su obra estaba diciéndole al pueblo, qué es lo que hacían los tiranos para que encontraran la forma de controlarlos mediante leyes. Lo que yo pretendo con esta novela es presentar a un Nicolás de carne y hueso: que amó, que le gustaban mucho los burdeles, que tuvo hijos y mujer, que los tiene que dejar para ir a negociar con los reyes europeos, con los Papas, que tiene amigos, a los que dedicó una parte. Era un patriota cuyo objetivo fundamental fue la unión italiana porque Italia estaba dividida en docenas de Ciudades Estado.

Luego de 12 años de documentarse, en más de 200 fuentes bibliográficas, sobre la vida y obra de este personaje, Salvador Aguilar pone a disposición de los lectores una novela que implementa los secretos del best seller, pero que no por ello reduce su calidad literaria. “Yo no quiero ser un best seller, sino simplemente quiero penetrar en más lectores, que sean más los lectores que se interesen, a través de la intriga, el poder, el dinero, el brillo, el boato, las joyas, y el sexo, en conocer mucho más de Maquiavelo”, concluye el autor de El príncipe de Florencia. La invención del poder.

Jorge Salvador Aguilar

Analista, escritor, sociólogo

Nació en Zirándaro, Guerrero, en 1951

Fundador del diario El Sur de Acapulco

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